viernes. 22.11.2024

No nos cansemos de vivir

En una vieja canción de Julio Iglesias titulada “Me olvidé de vivir” dice en una de sus estrofas: “De tanto correr por la vida sin freno / De tanto querer ser en todo el primero / Me olvidé de vivir los detalles pequeños…/ 

 Esos detalles que refiere la canción son esos momentos del presente tan esenciales en nuestra existencia, tan ineludibles. “Un grano de trigo no hace granero, pero ayuda al compañero”, repetía mi madre en multitud de ocasiones.

            En estos días, cuando los pueblos se van llenando de personas jubiladas huyendo de los calores y de las soledades de una ciudad cualquiera, encontramos por las calles a gentes con edad muy avanzada que saben responder con exquisita inteligencia a las inquietudes del vivir. Así me dice una paisana mía: “Ha amanecido otro día y estamos en el pueblo… Salimos, vemos a los nuestros, a los de toda la vida. Qué más podemos pedir. Otro día vivido”. Y a esta suma de momentos presentes añadimos un caluroso abrazo que nos instala el gesto de la alegría en el rostro.

            Siendo muy valiosa para vivir esta suma de “detalles pequeños”  no lo es menos el generar un proyecto de futuro para gentes de cualquier edad. Y digo sin ambages que el futuro también se escribe para los mayores, para los ancianos –palabra inadecuada esta última por considerarla sinónima de personas ya inútiles-.Existe un cúmulo de actividades previsibles para dar una detallada respuesta a realización de ese futuro. Claro que, con la alforja llena de años, crecen las dificultades tanto físicas como mentales para el desarrollo de ciertos proyectos. Sin embargo existe un complejo sistema de sentimientos en nuestro cerebro que no nos impide encontrar el deseo de vivir y no de “estar gastando los días”. Podemos acumular todos los ladrillos usados en la construcción de nuestras vidas para crear pensamientos eficaces y positivistas. Nos dicen los neurólogos que en la infancia y adolescencia se asienta nuestra genética de adultos en el campo emocional. Podremos cambiar de ideas, de creencias, pero los sentimientos se quedan guardados en la maleta del vivir Con este equipaje de experiencias acumuladas puede nacer un proyecto de un futuro hecho a medida de cada cual como si se tratara de un traje. Hay que tomar bien las medidas de los obstáculos para evitar contratiempos.

Puedo sugerir mi programa de verano: En esta orografía de mi pueblo de Neila he resuelto acudir cada día al pinar y leer. Ver los pinos estrellados contra el cielo y esas filigranas de sol dibujadas en los troncos, en medio de la absoluta calma, nunca lo podré comparar ni con la mejor playa del mundo. Por entre los montes que me rodean van caminado los personajes de unos libros fabulosos rescatados de mis estanterías:”La ruta de la seda”, “La Judía de Toledo”… Otros aguardan mi relectura.

            “La vida es un hermoso sueño y lo quiero vivir despacio”. Calderón de la Barca

 

 

            Guadalupe Fernández de la Cuesta

No nos cansemos de vivir