de estreno salpicado de margaritas y flores en los espinos. Ha estallado la primavera y ha punteado de vida las hayas, los chopos y hasta las piedras. Todo ese aliento lo hemos atrapado con avidez en los paseos por el monte con la mirada absorta en ese bordado mágico hecho de hilos de sol y sombras de pinos. Hemos oteado las cumbres donde aún persisten nevazos del invierno como remate final del frío. Hemos escuchado el rumor de esos arroyos cantarines, despacioso el paso, como el rezo de una oración. Las iglesias han vivido las celebraciones litúrgicas y procesiones con todo el gentío que ha abierto nuevamente las puertas de las casas cerradas por la emigración y el invierno.
Desde el amor dolorido esta descripción literaria nacida del sentimiento no me oculta otras realidades fraguadas en una tierra vencida por los recortes a la vida rural. He denunciado muchas veces a través de esta página de Pinares la penosa situación de las carreteras que acceden a los pueblos. Un paraje como los Circos Glaciares de Neila no ha podido ser visitado porque unos tramos del final de la carretera cubiertos de nieve impiden a los coches acceder al aparcamiento de Peña Aguda. Muchos vehículos apelotonados y silenciosos hacían la espera a sus ocupantes: unos deambulando por lugares próximos y otros, los más osados, en un acceso exclusivo para montañeros fornidos. Unos puestos de trabajo del refugio de montaña se irán a las playas donde, ahí si, existen infraestructuras para acoger un turismo de masas,
Otros recortes, aún más dolorosos, se suscriben sin ninguna vergüenza ni responsabilidad en Sanidad y Educación. Es provocativa una actuación política que elimina médicos y enfermeras que atienden a unos ciudadanos diseminados en pueblos distantes del Centro Médico de referencia. Deseo añadir mi firma a Demanda Dignidad contra los recortes sanitarios en Salas de los Infantes. Sobran las palabras sobre el tema de La Educación Pública. No hay otra en los pueblos.
Comparto una cita del escritor universal recientemente fallecido Gabriel García Márquez: “Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra”.