El pasado lunes perdí a un buen amigo de Duruelo, Ernesto Pascual, al que siempre llamábamos ‘Ernes’ o ‘Ernestito’. Su familia, la familia de otro durolense, Máximo, y mis padres eran amigos y ellos fueron los que cuando era joven, tras jugar el premio de pelota de los Cristos, me acogieron en su casa para que pudiese disfrutar de las fiestas como uno más de la familia. Ellos son los que me animaron a formar parte de la Ronda, haciéndome sentir como uno más del pueblo, y ya casi vamos por cuarenta años. En todo este tiempo, Ernes y yo, además de compañeros, hemos sido amigos rondando en todas las fiestas del pueblo tal y como se canta en una de las coplas:
Tres fiestas que hay en Duruelo
Que no las puedo olvidar
Los Cristos, Santa Marina
y el martes de Carnaval.
También hemos despertado a unas cuantas chicas el día antes de su boda para rondarlas al son de las guitarras y las bandurrias.
En todo este tiempo hemos sufrido la pérdida de muchos miembros de la ronda, bien por la edad o por alguna maldita enfermedad. Pero parece ser que la vida tiene que ser así.
En esta ocasión, se nos ha ido la VOZ DE LA RONDA. Porque Ernes tenía esa voz de trueno que arrancaba con las coplas invitándonos a seguirle, consiguiendo que el eco llegase a todas las ventanas y balcones del pueblo, adaptando cada copla al momento y la persona adecuada. Tenía una garganta prodigiosa, siempre dispuesta para entonar una jota. Yo siempre le decía: lo que daría por tener tu voz...
Ahora ya no está con nosotros y le vamos a echar mucho de menos todos: los miembros de la ronda, los mozos y mozas del pueblo y los que vienen a acompañarnos, pero seguro que allí arriba le esperan a que llegue con su guitarra sus tíos, Rafa y Félix, y sus amigos Perrucho, Fonso y Ramiro. Ya tienen completa la Ronda para lanzar por los cielos el son que oiremos desde el pueblo y verán cumplido su deseo de que no se pierda la tradición de la Ronda, pues observan con gran orgullo cómo sus hijos y familiares van cogiendo su relevo, consiguiendo ilusionarnos a ir a los ensayos y tratando de animar a los jóvenes del pueblo para que formen parte del grupo y así garantizar el relevo generacional.
La Ronda sigue, y aunque ya no estás tú para componer, ahora nos toca a nosotros y hemos comprobado lo fácil que resulta hacerlo cuando sale del corazón. Ya te hemos preparado unas cuantas coplas para el día de tu homenaje y te las escribo aquí para que las puedas ensayar y así cantarlas juntos ése día.
Ahí van:
Alguien nos está mirando
Tras la luna anda escondido,
El Rafa, el Félix, el Fonso,
El Ernestito o el Ramiro.
Hoy es difícil la Ronda,
Qué pronto te nos has ido,
Te recordamos Ernesto
Con el corazón partido.
Al Ernes con su guitarra,
le esperaban sus amigos
El Rafa, el Félix, el Fonso
El Perrucho y el Ramiro.
Llega con su voz de trueno
Para templar instrumentos
Le reciben los abuelos
Que están la mar de contentos.
Y preparan una ronda,
Las cuerdas van afinando,
Coplas al sol y a la luna
Por el cielo van cantando.
Como verás no hemos preparado ninguna copla de despedida, pues sabemos que contigo no hay un adiós, sino un ¡hasta siempre amigo!