Roberto Da Silva ha visto hecho realidad uno de sus principales sueños: lograr que la morcilla de Burgos tuviera un sello de calidad, un marchamo como es la IGP 'Indicación Geográfica Protegida' .
El trabajo de Roberto se ha centrado en estos años en hacer ver las posibilidades que tiene este recurso gastronómico, y como puede servir de gancho turístico y promoción de esta tierra.
Al primer etiquetado, que se iniciaba en las puertas del verano, se han sumado nuevas empresas, tras el acuerdo entre los productores.
La morcilla de Burgos tiene una característica propia que le ha llevado a obtener la IGP como es la utilización de cebolla horcal en su elaboración, hortaliza autóctona de la provincia burgalesa, rica en fibra y azúcares, que le aporta a la morcilla una mayor calidad y una cualidad diferencial reconocida por la Unión Europea (UE).
El sello de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) las cualidades organolépticas de un alimento, sino que es también “el salvoconducto para la generación de riqueza y empleo del sector cárnico que apueste por el amparo de esta mención de calidad”,