Conocemos los proyectos innovadores del CRA Pinar Grande de Navaleno
Quien dice que la enseñanza de calidad no está en los pueblos no tiene una percepción aceptada de lo que se está haciendo en colegios y centros rurales agrupados de las áreas rurales. Un claro ejemplo es el colegio de Navaleno, dentro del CRA Pinar Grande.
Adentrarse en las instalaciones de uno de los colegios que se ha caracterizado por un gran nivel en la enseñanza, siempre ha sido enriquecedor. A una buena trayectoria que arrancó en los años setenta del pasado siglo y se asentó en los ochenta y noventa, con la incorporación de alumnos de otras localidades, se suma en este último lustro un trabajo y esfuerzo del equipo docente, con apoyo de la comunidad educativa por la innovación.
“En Navaleno hace tres años que decidimos prescindir del libro de textos y apostar por nuevos materiales”, afirma Juan Sánchez, actual director del CRA Pinar Grande, que incluye a los colegios de Abejar, Cabrejas y Navaleno, quien dice que “la enseñanza que prefiero es la rural, y el menor número de alumnos hace que sea más individualizada”.
Sánchez se encuentra convencido de que la apuesta por tecnologías innovadoras no debe de eclipsar la lectura y el cálculo, por lo que en el CRA Pinar Grande se busca compatibilizar los medios, teniendo al alcance un mobiliario adecuado. “Ya el mero hecho de que puedan pintar en las mesas movibles fomenta la creatividad de los alumnos”, dice el docente, confirmando que en el centro se han implicado el desarrollo de los proyectos EFA, con nuevos materiales como las mesas; FILMA, en Cine y TV; y Escuelas Saludables, con una dotación de 2.000€, para equipo de cocina, con recetas, trabajo de las matemáticas y el mercado.
El exitoso desarrollo de los proyectos educativos ha aportado al Centro puntos suficientes para que se haya seleccionado su candidatura al programa BITS, Bilingüe Inclusivo Tecnológicamente sostenible Seguro.
A raíz de la convocatoria publicada el 14 de junio de 2024, el equipo docente tuvo que acelerar todos los trámites para que pudiera optar a su concesión. El plazo culminaba el 15 de julio por lo que, a pesar de las fechas, desde el profesorado se lo trabajaron bien para que la documentación estuviera en plazo. Y lo lograron, el Centro fue seleccionado, y desde la dirección se quiere agradecer el empeño y empatía del inspector de referencia, Luis Moratinos.
En este curso, el colegio de Navaleno y los otros dos centros pinariegos, se han estrenado como Centros BITS, una concesión que se extiende durante los dos próximos cursos, y que cuenta después con posibilidad de una renovación. A la dotación económica, se suma también los materiales de diversa índole, con los que se pueden desarrollar propuestas creativas como en programación de robótica.
La finalidad del programa Centros BITS es la transformación, durante tres cursos académicos, de un centro educativo en una organización educativa bilingüe, abierta a la internacionalización, inclusiva, participativa, digitalmente competente y segura, sostenible y saludable, todo ello en base a la implementación de nuevos programas educativos.
Entramos en la clase de robótica en Navaleno, con alumnos y alumnas de cuarto a sexto de Primaria. Con gran espontaneidad, fluidez y conocimiento, los chavales relatan el funcionamiento del sistema con el que han conseguido dar forma al robot. Cambio de registro. La mesa móvil sirve de pizarra para hacernos una auténtica clase literaria de tipologías de estrofas, que nos completan con explicaciones de autores literarios sobre los que han conseguido numerosos datos a raíz de su investigación. Sobre una de las paredes se despliega un plano de España con sus diferentes Comunidades Autónomas y los códigos QR que nos conducen a la información que cada uno ha confeccionado, repartiéndose las regiones entre el alumnado. Hablan ante el micrófono como si lo estuvieran practicando cada día con una dicción y empleo del léxico, admirables.
“La adaptación de los alumnos esta siendo muy positiva”, comenta el director a quien le gustaría que esta creatividad no se les perdiera cuando avancen en sus estudios posteriores.
En una clase contigua, los de cursos más bajos aprenden el funcionamiento del mercado. Hay alimentos, ropa, productos de limpieza…Los chavales aprenden a comprar, vender, calcular, observar y priorizar. Utilizan billetes y monedas de corto recorrido. Suman, restan, dividen y fraccionan.
En una sala más allá, los peques del cole se preparan para salir al patio. Abajo en la zona cubierta han confeccionado un gran mural por el Día Internacional de los Bosques. Al mural han ido sumando árboles y animales para ellos más cotidianos. Una gran barra colocada en una de las paredes facilita la movilidad a una de las alumnas del centro educativo.
LA FUNDACIÓN PRINCESA DE GIRONA
La consejera de Educación de la Junta de Castilla y León, Rocío Lucas, y la directora de proyectos educativos de la Fundación Princesa Girona, Sandra Camós, suscribieron en el primer trimestre del curso un acuerdo para desarrollar el programa ‘Generación Docentes’.
Gracias a esta iniciativa, Andrea Ortega, que forma parte del colectivo de estudiantes matriculados en los grados en Infantil, Primaria, o en el doble grado, de diferentes universidades españolas, está realizando su práctica de fin de grado durante cuatro meses en el CRA Pinar Grande, desplazándose entre Navaleno, Abejar y Cabrejas del Pinar.
“Es una experiencia diferente a la que había tenido en Valencia, con un entorno más urbano, y con la que estoy descubriendo las barreras que tiene la enseñanza rural, pero también todos los beneficios que aporta al alumnado”, comenta Andrea, quien dice estar muy contenta con la tutora, profesores y alumnos por su receptividad, además “las familias te apoyan en todo y hay mucha flexibilidad a la hora de trabajar”.
El director del CRA destaca que “es una alumna que ha venido con ganas de intervenir, y una gran ayuda en el volumen de trabajo”.
Para la elección del CRA pinariego, se han seleccionado cinco centros de ámbito rural de la Comunidad, que están destacando por sus procesos de innovación educativa. A Pinar Grande se unen también: Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) de Toral de los Vados, en León; CEIP ‘La Pradera’ de Valsaín, en Segovia; CEIP ‘María Moliner’ de Castellanos de Moriscos, en Salamanca; y CEIP ‘Nuestra Señora de la Piedad’ de Herrera de Pisuerga.
El programa educativo, con las becas de la Fundación Princesa de Girona, incluye: un campus virtual de 70 horas de formación con expertos en innovación educativa y soft skills, un laboratorio educativo para desarrollar proyectos de emprendimiento socioeducativo junto con otros docentes, mentores y ed-techs, una formación de 30h con Code.org para aprender a programar, y la experiencia de cuatro meses de prácticas en centros rurales, una expedición pedagógica para descubrir centros innovadores y la participación en el Tour del Talento.
La Fundación ahonda en la formación innovadora en power skills, habilidades clave que proporcionen las herramientas prácticas para crecer como docentes: pensamiento crítico; gestión y análisis de la información; resolución creativa de problemas; liderazgo e iniciativa emprendedora; comunicación efectiva y trabajo colaborativo.
60 AÑOS DEL COLEGIO DE NAVALENO
Se cumplen en estas fechas los sesenta años del Colegio Tomás Sainz del Río de Navaleno, un centro que se construyó a mediados de la década de los sesenta del pasado siglo, y por las que han pasado varias generaciones de vecinos de Navaleno, y de otras localidades de la comarca y zonas próximas.
Erigido en una `parcela municipal, el colegio es uno de los de mayores dimensiones de los que ahora se encuentran abiertos en la comarca pinariega. De propiedad local, para costear su financiación, el Ayuntamiento tuvo que programar una corta extraordinaria de pinos. En el edificio, y en su planta baja, con entrada por la calle Carretas, funciona la biblioteca municipal ‘Del Caz Ramírez’, abierta en horario de tarde de lunes a viernes.
En la dirección y coordinación dejó su huella Gerardo Del Caz como director y docente, y testigo que tomó a finales de los años setenta José Luis Sanz Barrio, quien junto a al equipo docente, potenció la enseñanza en el centro educativo en unos años con el mayor número de alumnos, gracias a la incorporación de chavales de los distintos pueblos, alojados en la Escuela Hogar, hoy Centro Rural de Innovación Educativa (CRIE).
Pionera fue la enseñanza musical y vocalista complementaria en el centro, con la formación de una completa rondalla, con la maestría de Rafael León San Juan. El colegio sirvió de referente el intercambio cultural y social con alumnos de Castelnodary, población francesa cercana a Grenade, y a la ciudad de Toulouse.