A pesar de esta juventud, Rodrigo lleva un lustro en las cocinas, pasión a la que, en parte, le incitó su abuela, con continuados consejos que le están sirviendo de mucho en su trabajo, ahora dentro de la plantilla del restaurante La Fábrica de Burgos.
El joven estuvo trabajando el pasado verano en las piscinas de Palacios de la Sierra, desde su residencia temporal en Castrillo de la Reina, población de la que procede parte de su familia, y donde se encuentra muy bien, “con una gran tranquilildad”. Anteriormente ha trabajado en Calahorra, dado su vínculo también riojano.
Alumno del hontoriano Fernando Llorente en la Escuela de Hostelería y Turismo La Flora, el cocinero tiene entre sus mitos a Javier Esteve de La Tasquería en Madrid. Abierto a presentarse a certámenes y concursos, cree en el aprendizaje continuo para conseguir ofrecer lo mejor desde la cocina al comensal.
Considera que Burgos ha tenido un importante despegue a raíz de ser Capital de la Gastronomía, y valora positivamente, la evolución de los restaurantes en la comarca pinariega.
Joven, con la cabeza bien amueblada y una buena proyección, Rodrigo seguro que nos va a aportar mucho en el mundo de la cocina, y por ello le deseamos lo mejor en su trayectoria.