jueves. 21.11.2024

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Los restos de los fusilados al inicio de la Guerra Civil descansan ya en el cementerio de Rabanera del Pinar

INHUMACIÓN DE LOS FUSILADOS EN VALDEABEJAS

 

El día 22 de septiembre de 1936 la guardia civil llegó montada a caballo al pueblo de San Millán de Lara (distante unos 20 km de Salas) y requisó un caballo y una mula. Detuvo a Salustiano Castaño Abel (jornalero de 40 años), Miguel Varga Arnaiz (de 64 años), Artemio Santamaría Varga (de 19 años) y Emilio Cubillo Blanco (de 29 años); este había venido recientemente de la Argentina. Aquí sufrieron la primera humillación al ser detenidos sin causa ante la mirada de sus vecinos.

Atados a las colas de las caballerías se los llevaron caminando. Al pasar por la dehesa de Villaespasa la guardia civil hizo ademán de fusilarlos. Se les internó en la cárcel de Salas de los Infantes.

El día 26 de septiembre la guardia civil acompañada por un guarda forestal detuvo en Huerta de Abajo a Pascual Alonso Neila (labrador de 27 años), concejal de la comisión gestora y miembro de la Casa del Pueblo. Fue encarcelado en Salas de los Infantes.

En el mes de septiembre desaparecerían 20 presos por sacas de la cárcel de Salas de los Infantes por sacas.

. Se les denunció posiblemente por ser concejales o simpatizantes del Frente Popular o estar sindicados a la UGT... ¿Habían cometido algún delito según el código vigente en aquella fecha? No.

Se puede intuir los motivos de detención de Miguel Varga porque muerto le encauso la CIB. El juez de paz del San Millán de Lara declaró que «antes del Movimiento tenía a gala en presentar un carné en el que decía anarcosindicalista y que sus ideas según lo demostraba públicamente eran el comunismo libertario, formaba como vocal de una junta de asociación que se titulaba Unión General de Trabajadores. En su casa tenían las reuniones como se prueba con los libros que tenían». Era anticlericalista. Sus paisanos dirán que hablaba mucho y que «vendía el cielo a dos cuartillos».

De los otros cuatro no se tiene constancia documental de sus delitos.

Antes del amanecer del domingo 27 de septiembre Salustiano, Artemio, Miguel, Emilio y Pascual, maniatados en la espalda individualmente con cuerdas, fueron sacados de la cárcel por la guardia civil y falangistas de la comarca. No fueron registrados Pascual portaba un monedero de cuero con 13 pesetas y 12 céntimos y Artemio una cartera que contenía 2 pesetas y 5 céntimos. Cabe pensar que los presos fueron subidos a camionetas y que eran custodiados por guardias civiles acompañados de la milicia de la zona. Salieron en dirección a Soria. Habiendo recorrido el camión 20 km. fueron bajados del camión en este término de Valdeabejas de Rabanera del Pinar.

Empezaba a clarear el día. Y se desató la tragedia. Pudiera ser que los dos mayores. Miguel y Salustiano fueran obligados a cavar la fosa mientras los otros permanecían con las manos atadas. Se puede aventurar que al finalizar el trabajo a estos dos les dijeran que quedaban libres y practicarían con ellos la carrera del galgo por el tipo de disparos que recibieron: entre tres y cinco disparos respectivamente en cabeza, tórax y extremidades de proyectiles de los fusiles Máuser. Miguel sería rematado con un tiro en el cráneo y Salustiano con otro en el cuello. Emilio, maniatado, recibió impactos mortales en el tórax y uno en el húmero. Pascual y Artemio, que permanecían también maniatados, posiblemente tirados en el suelo y sujetándolos con las botas para que no se movieran recibieron un tiro en la frente o en el lateral de la cabeza. Uno de los matones presumiría después de llevar manchadas las botas de sangre.

Sus cuerpos fueron lanzados a la fosa sin un mínimo de dignidad, sin ningún orden, cayendo dos bocarriba y tres bocabajo. Se arrojó encima cal viva para acelerar la descomposición y no dejar rastro.

Un pastor de Rabanera, Evaristo Cebrián (60 años) presenció la tragedia cuando iba en busca de un atajo de ovejas extraviado. Fue descubierto por el ladrido de su perro con el estruendo de los disparos. Le pidieron que se marchara no sin antes hacerle prometer que no contara nada. Por él se sabe que les mandaron cavar la fosa y que les pidieron que se mataran entre ellos

El guarda municipal rabanerense, Tiburcio Manchado fue avisado para que no frecuentara el paraje esa mañana; y Emilio Sanz ese día fue de boyero y presenció momentos después restos de botones y sangre por las inmediaciones. Del fusilamiento también tuvieron conocimiento días después dos niños pastores de Navas del Pinar que hundieron sus cachavas en la tierra removida En el lugar personas anónimas grabaron la cruz en la corteza de un pino y en el suelo colocaron piedras formando otra cruz.

La fosa se exhumó en 2009 por la gestión de Salomón Ortega Muñoz, que la identificó con la ayuda de unos vecinos de Navas del Pinar, pensando que estarían de tres vecinos hontorianos desaparecidos, entre ellos los de su tío Salomón Ortega Sanz.  El laboratorio de Aranzadi identificó los restos de Miguel Varga y se inhumaron en abril de 2018 con toda solemnidad en el columbario de la Dignidad de Elgóibar (Guipúzcoa), con la presencia del lendakari vasco Urkullu y el forense Francisco Etxeberría.

 En la intimidad familiar se inhumaron en el mes de mayo de 2024 los restos de Pascual Alonso Neila en el cementerio en Huerta de Arriba.

El sábado 19 de octubre, con la inhumación de los restos de Artemio, Salustiano y Emilio en el cementerio de Rabanera del Pinar se hace justicia a la injusticia de asesinar a cinco inocentes y enterrarlos con la dignidad que se merecen.

 Y porque estamos en Rabanera del Pinar no quiero pasar por alto que en su cementerio se halla la tumba de la maestra Aurelia Rocha Borrego, de 65 años, que vino al pueblo destinada en la depuración de maestros en 1940 desde La Algueña (Alicante) al ser sancionada con cambio de destino de provincia. Moriría un año después de bronconeumonía.

JESÚS CÁMARA OLALLA.

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