Tras cinco ediciones realizadas en la ciudad de Soria, la Feria Nacional para la Repoblación, en 2022 se tomó la determinación de hacerla itinerante. El pasado año se celebró en Sigüenza (Guadalajara) y en la presente edición ha sido el Palacio de congresos Baluarte de Pamplona el recinto que ha acogido esta celebración. En los tres intensos días en los que se ha llevado a cabo la feria, los participantes han querido dejar bien clara la necesidad de tratar la problemática de la despoblación desde un diálogo entre lo rural y lo urbano, "no como una confrontación entre las ciudades y los pueblos". Quizá sea por ello que los organizadores hayan escogido a Madrid como la sede para la próxima edición de Presura en 2024.
Además del diálogo entre el mundo urbano y el rural, la recién celebrada Feria de este año otros tres ejes: la internacionalización de la despoblación, la innovación social aplicada a la repoblación y la problemática de los municipios de montaña, propia de las poblaciones pirenaicas que existen en Navarra. Como viene siendo habitual, la feria ha contado con tres espacios diferenciados. En los pasillos del auditorio se situaron los expositores de los emprendedores rurales y otras iniciativas relacionadas con la repoblación, en un segundo espacio se situó el denominado 'Ágora', donde los participantes tuvieron 10 minutos para explicar sus propuestas. El tercer espacio, el de más relevancia, fueron las 11 mesas redondas situadas en el auditorio.
MESAS DE DIÁLOGO
Al contrario que en ediciones pasadas y exceptuando a las autoridades navarras y el secretario de estado para reto demográfico, en esta feria no se ha contado con la participación de personajes relevantes en el plano político. No obstante, los invitados a estas mesas han sido escogidos cuidadosamente, contando por primera vez con un debate entre expertos internacionales en experiencias de repoblación. También hemos podido escuchar a jóvenes emprendedores, nómadas rurales y artistas dando su visión de la ruralidad. Por el estrado también pasaron alcaldes (como el de la ciudad de Soria) y expertos en legislación que han dejado claro la necesidad de que las leyes se redacten teniendo siempre presente a los pueblos.