El Ayuntamiento de Espeja de San Marcelino ha aumentado su oferta cultural con la apertura de un nuevo museo en las antiguas escuelas de Guijosa dedicado al Monasterio de Los Jerónimos, cuyos restos están ubicados junto al núcleo de población.
Es un modesto museo, pero muy completo, sobre la historia de este célebre monasterio que hoy se encuentra en ruinas en un paraje que rezuma paz y sosiego a todos los que lo visitan.
El museo está dotado de paneles informativos con su trayectoria a través de los siglos y numerosas fotografías con los vaivenes del edificio y de las obras de arte que custodiaba en su interior y hoy repartidas en otras iglesias, museos y particulares que ejercieron el expolio.
El Monasterio se fundó en 1401 por el cardenal y obispo de Osma Pedro de Frías, y Diego de Avellaneda, obispo de Tuy, fue uno de los principales benefactores para su construcción, comprando los altares laterales del crucero de la iglesia para construir en ellos su sepulcro y el de sus padres. También construyó un palacio para él y su familia anexo al presbiterio de la iglesia, todo ello empleando el jaspe de las canteras de la zona. La iglesia se levantó en el siglo XVI, en estilo gótico con planta en cruz latina, estando la nave principal dividida en cuatro tramos. Según planos, el monasterio tenía dos claustros. Contaba además con una gran extensión de terreno para cultivo y huertos.
Durante la desamortización de mediados de siglo XIX el convento se abandonó, y en 1835, con la expropiación y subasta de los bienes eclesiásticos, empieza su decadencia. Pascual Madoz, en su célebre diccionario de 1847, ya comenta su mal estado de conservación, pero mantenido en pie.
Un dicho popular cuenta que tras la Guerra Civil, en 1939, fueron los propios vecinos los que demolieron lo que quedaba de la iglesia con el fin de que no volviesen los monjes al enclave y recuperasen sus tierras.
OFICINA DE TURISMO DE ESPEJA
Otra oferta cultural la podemos contemplar en el pequeño museo, pero muy atractivo, en la Oficina de Turismo de Espeja de San Marcelino. Se ha añadido a la colección etnográfica más de 200 fotografías de épocas del siglo XX. En ellas están retratadas las fiestas, costumbres, bodas, celebraciones, etc y varias fotos de cómo era el pueblo antes de las modernas construcciones. Un repaso a la memoria de cómo era el mundo rural y la vida en los pueblos, siendo parte del patrimonio del lugar y que no se pueden perder.
TEXTO: Vicente Vivancos FOTOS: Mayka Ramos