28 de abril de 2023, 16:34
Todo listo en la localidad de Covaleda para llevar a cabo un año más la pingada del mayo recuperada hace años por la Asociación Juvenil Los Bretos y que ya se ha convertido en uno de los actos más importantes del calendario cultural de esta localidad, consiguiendo además “haber recuperado parte de la historia de este pueblo”, tal y como señalan los protagonistas de volver a celebrar esta fiesta, “que antiguamente sí se hacía, pero que se perdió con el paso del tiempo.”
En torno a un centenar de mozos pingarán el pino mayo, un momento que definen como muy especial para todos los vecinos, especialmente para los jóvenes. “Es un día de unión y de confraternización”, señalan desde la Asociación Juvenil, que ha preparado una jornada completa de actos, con charanga de una a tres y de ocho a once de la noche; con comida popular y juegos y, como punto final de la celebración, disco móvil en el salón municipal. El pasado 22 de abril ya comenzaron los preparativos de esta fiesta: se acudió al monte para la elección de los tres mayos que fueron tirados por Pablo Mediavilla. Será este sábado día 29 cuando con la ayuda de una pareja de bueyes, propiedad de Raúl Herrero, se saque el mayo elegido que se va a alzar esa misma mañana en el paraje de ‘El Cubo’ ante la atenta mirada de cientos de vecinos y visitantes.
“En Covaleda se tiran dos mayos, más el que se pinga este sábado. Los dos pinos mayos ya cortados rondan los 2,5 metros cúbicos cada uno. Estos mayos se sortean con la venta de las rifas del mayo”, señala Óscar, vicepresidente de la Asociación Juvenil, puntualizando que la tradición se recuperó en 2012.”
Este sábado, todos los participantes se reunirán a las ocho de la mañana para comenzar con los preparativos para cortar y sacar el mayo del monte, que suele rondar los 22 metros de altura. El acto dará comienzo sobre las 12.00 horas del mediodía y tras las indicaciones de Fernando Jimeno y Óscar Jimeno, padre e hijo, irá poco a poco alzándose hasta lo más alto. Un ritual que suele tener una duración de una hora y media de emoción y sentimientos en estado puro.