1. La España despoblada: primer balance
En 1900 España tenía 18.618.086 habitantes. Cien años después, en 2001, se llegaba a los 40.847.371 y en 2019 se alcanzaban ya los 47.026.208. La población española se ha multiplicado, por tanto, por 2,5 desde 1900 hasta el presente. Sin embargo, la distribución territorial del crecimiento de la población no ha sido, ni mucho menos, homogénea. Amplias zonas del país experimentaron descensos importantes en su población, con especial intensidad en la segunda mitad del siglo XX, consecuencia de dos factores concatenados: fuertes movimientos migratorios hacia las regiones con mayor desarrollo económico, primero, y un crecimiento vegetativo negativo, después. El fenómeno de la despoblación de buena parte de España tiene que ver con la demanda de mano de obra procedente del proceso de industrialización del país, con las menores necesidades de empleo de la agricultura y de las actividades conectadas con ella, y con la urbanización que acompaña a dichas transformaciones estructurales.
Mientras una parte importante de España, y de forma destacada las grandes ciudades, presentan una trayectoria de crecimiento de la población que se prolonga a lo largo de todo el siglo XX y de los dos primeros decenios del siglo XXI, un tercio de las provincias españolas sitúa su máximo poblacional en los años cincuenta –otras, lo tuvieron incluso antes–, y a partir de ese momento se observa un declive demográfico que solo en algunos casos puntuales logra revertirse en los últimos veinte años.
Aunque los municipios pequeños son los que con mayor intensidad han soportado el proceso de despoblación de la España interior, nuestro objeto de estudio no se circunscribe al medio rural en sentido estricto, pues lo que nos interesa es caracterizar la geografía y la intensidad de ese proceso también en los municipios medianos e incluso grandes. En consecuencia, hemos segregado del cómputo poblacional de cada provincia
únicamente las capitales y las ciudades que tenían más de 50.000 habitantes en 2019, que en ese año suponían el 53% de la población española. De este modo, separamos aquellos municipios que cumplirían una de las condiciones que la Comisión Europea y la OCDE establecen para definir una ciudad (50.000 habitantes o más), y las capitales de provincia o comunidad autónoma, pues como tales desempeñan funciones administrativas y de servicios claramente urbanas. A su vez, fijamos una fecha de referencia a partir de la cual se calcula la variación de la población hasta 2019. La fecha seleccionada es 1950 porque, como se verá más adelante, es el año que abre el decenio en el que se generaliza y se acelera el proceso de despoblamiento de la España interior, si bien en cada provincia se ha calculado también su evolución demográfica a partir del momento en que alcanzó su máximo poblacional.
2. Densidad de población por provincias.
La que podría llamarse la España despoblada estaría así formada por las provincias que cumplen conjuntamente los dos criterios siguientes: tener una tasa de crecimiento demográfico negativa entre 1950 y 2019, y contar en este último año con una densidad de población inferior a la media nacional, excluyendo del cómputo en ambos casos las capitales de provincia y las ciudades de más de 50.000 habitantes. Bajo esta aproximación, las provincias en las que existen territorios susceptibles de ser considerados como áreas despobladas son 23: las 9 provincias de Castilla y León (Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora), las 3 de Aragón (Huesca, Teruel y Zaragoza), 4 de Castilla-La Mancha (Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara), las 2 de Extremadura (Cáceres y Badajoz), 2 gallegas (Lugo y Ourense), 2 andaluzas (Córdoba y Jaén) y La Rioja.
No obstante, la intensidad de la despoblación no ha sido igual en esas 23 provincias, como puede apreciarse también en el mapa 4.
• Soria, Teruel, Cuenca, Palencia, Zamora, Huesca y Burgos son en las que se manifiesta con mayor intensidad el vacío demográfico, con densidades que, excluyendo las capitales y ciudades de más de 50.000 habitantes, son inferiores a los 12,5 habitantes/km2, cifra que, como se ha señalado, es la que toma la Unión Europea para definir las “zonas con muy baja densidad de población” a nivel NUT3 (provincias).
• Un segundo grupo, con densidades entre 12,5 y 25,5 habitantes/km2 es el formado por Ávila, Guadalajara, Segovia, Salamanca, Albacete, Cáceres, León, Zaragoza, Ciudad Real, Badajoz y Lugo.
• Finalmente, se incluyen en el tercer grupo provincias cuyas zonas no urbanas tienen una densidad de población superior a 25,5 habitantes/km2: Valladolid, Ourense, La Rioja, Jaén y Córdoba.
3. Pérdida de peso demográfico y económico de las 23 provincias entre 1950 y 2017/2019
La pérdida de población de la España interior a lo largo del siglo XX estuvo asociada a una dinámica negativa de destrucción de empleo en el sector agrario que no pudo ser compensada en las mismas áreas geográficas por el desarrollo de nuevas actividades industriales y de servicios. Los movimientos migratorios de la población en edad de trabajar hacia las zonas más industrializadas alteraron fuertemente la distribución de las personas en el territorio, dando paso a una creciente disparidad demográfica y económica entre las provincias españolas.
Este fenómeno de la despoblación de numerosas provincias españolas va en paralelo a la pérdida de peso económico y a la destrucción de empleo. Puede establecerse una primera aproximación cuantitativa tomando como referencia la evolución de la población, el valor añadido bruto (VAB) y el empleo entre 1950 y 2017-2019, para las 23 provincias que forman la que hemos denominado la España despoblada.
Debemos advertir sin embargo que, si bien los datos sobre población utilizados en este trabajo se han identificado a nivel municipal, los indicadores de producción y empleo, así como otra información económica sobre estructura productiva o VAB per cápita, solo están disponibles a nivel provincial; en todo caso, los resultados son bien ilustrativos de la pérdida de peso demográfico y económico de unas provincias frente a otras, y aún resultarían más evidentes excluyendo del cómputo las capitales.
Como puede apreciarse en la imagen 2, las 23 provincias de la España que se ha despoblado representaban en 1950 el 34,1% de la población española, y generaban el 26,7% del VAB, con un 33,5% del empleo total del país. A la altura de 2017/2019, esas mismas provincias ya solamente albergaban el 18,1% de la población, producían el 16,1% del VAB y proporcionaban el 17,0% del empleo.
En términos muy generales puede decirse que desde 1950 estas 23 provincias han visto reducido su peso demográfico, laboral y económico a casi la mitad.
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