En Regumiel de la Sierra se encuentra una de las empresas pinariegas con mayor trayectoria en el sector de la primera transformación de la madera, contando con nada menos que con la labor de tres generaciones que han sabido ser capaces de luchar por un proyecto que desde los años 60 se ha mantenido puntero, destacando por su profesionalidad y esfuerzo. Hablamos de Maderas de María, que en sus inicios fue conocida como ‘Hermanos de Maria’, ya que fue fundada por los hermanos Ángel y Paulino de María.
Hoy son los hijos de los fundadores los que la dirigen desde el año 1990, momento en el que Maderas de María se creó como continuidad de esa primera empresa, construyendo el aserradero en el polígono industrial de Regumiel de la Sierra, y desde 2008 trasladándose a las nuevas instalaciones en el mismo polígono industrial de Campablo hasta el día de hoy, momento en el que además varios nietos se han incorporado a la empresa como trabajadores.
35.000 m2 de suelo y 7.000 m2 de naves es lo que conforma esta empresa pinariega que está formada por seis socios y un total de doce trabajadores y que, principalmente, se dedica a la madera estructural, ofreciendo productos como vigas y machones, llegando a unas dimensiones de hasta 12 metros de largo, además de tabla, tarima, friso, rastrel, etc. También ofrecen cepillado y mecanizado de la madera, y tratamientos en autoclave contra hongos o insectos xilófagos que contribuye a la no degradación de la misma.
Un ritmo frenético el que se vive en esta empresa zumelina donde a diario entran aproximadamente unas 100-120 toneladas de madera y al mes la cantidad aproximada de producto terminado estaría en unos 1.000m3. “Es difícil dar una cifra exacta porque son varios los productos que comercializamos y depende de las distintas épocas del año”, señala uno de los socios de esta cooperativa maderera.
El proceso de producción consiste en un constante control de calidad de sus productos, “comenzando con la selección de los lotes de madera en el monte, comprando solamente los de mejor calidad. Posteriormente, se realizan los trabajos de corta y arrastre de los pinos en el monte y nuestros camiones realizan el transporte hasta el aserradero donde se trocea según la calidad y los pedidos en curso. De ahí pasa a la sierra de carro donde se cortan las vigas y tablones, siempre dependiendo de la calidad del tronco, se hacen unas medidas u otras. De todos los sobrantes de la costera se sacan las tablas que se utilizan para hacer tarimas y frisos. Todo este material pasa al secadero, quedando ya preparado para su venta y pudiendo hacer tratamientos o cepillado según lo que el cliente lo solicite”, explican los socios de este aserradero de madera.
Certificado Soria-Burgos
En Maderas de María principalmente se trabaja con madera certificada Pino Soria-Burgos, “la mayor parte de nuestra madera está comprada en estos montes de Pinares y certificada con esta denominación Pino Soria-Burgos, teniendo todos nuestros productos estructurales una clase resistente mínima C22, pudiendo también ser C24 y C30. En breve, estas clasificaciones las haremos por ultrasonidos gracias a un proyecto de I+D en colaboración con CESEFOR. Además, también adquirimos madera en Segovia, con la denominación de pino Valsaín, siempre con la certificación PEFC (Gestión Forestal Sostenible)”, añaden los empresarios.
Mercado Nacional
Sus productos se venden principalmente en el territorio nacional, llegando a empresas dedicadas a la rehabilitación y restauración de edificios históricos, utilizando así los materiales originales. Llegan también a viviendas, construcciones rurales, reformas, carpinterías, parques, playas, zonas de ocio, palets y embalajes. Vendemos también los subproductos para la fabricación de tablero y pellets”, explican desde esta empresa pinariega, donde su trabajo se encuentra dentro de las fronteras y la exportación únicamente se ha trabajado de forma esporádica y en cantidades muy pequeñas.
La escasez de la madera
El principal problema con el que se trabaja en este sector es la escasez que a día de hoy hay a la hora de poder adquirir la materia prima, en este caso la madera. “La escasez de madera a precios competitivos es uno de los problemas más relevantes para nuestra empresa. Necesitamos que los ayuntamientos y administraciones saquen a la venta más volumen de madera gruesa y de calidad. Además, les diríamos a los políticos que necesitamos un apoyo fuerte para poder subsistir en la España vaciada, ya que estamos muy lejos de una ciudad donde encontramos los servicios que necesitamos de materiales y mantenimientos. Necesitamos de ellos que nos apoyen en nuestros proyectos y nos faciliten los trámites burocráticos”, añaden.
Modernización puntera
Maderas de María en los últimos años ha renovado el 80% de la maquinaria del aserradero, incluyendo nuevas tecnologías como por ejemplo el carro de sierra o la astilladora. “Hemos modernizado la forma de secado de la madera con secaderos artificiales con capacidad para 160m3, alimentados por biomasa, producida por el propio aserradero contribuyendo así a una menor contaminación del medio ambiente, manteniendo también los secaderos naturales en una nave de 3.000m2. En nuestra preocupación por el medio ambiente, hemos cambiado la iluminación de la fábrica a luz led, para así disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero al consumir menos energía. También hemos aumentado los vehículos con un nuevo camión y dos carretillas elevadoras”.
Curiosidades de estos años
Encontrarse por casualidad con una bomba de la Guerra Civil no es algo habitual, pero aún lo es menos si ese artefacto aparece en un lugar tan insólito e increíble como en el corazón de un pino. Esto es lo que le ocurría a Maderas de María en 2015, cuando les llegó una viga de algo más de diez metros que escondía esta impresionante sorpresa. Un obús de 25 centímetros que por suerte no explotó, ya que al parecer no contenía carga, pero que obligó a los Tedax a realizar una rápida actuación para detonarlo de forma controlada.
Pero hasta que la Unidad de Técnicos Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos aseguró que el artefacto era inofensivo cualquier desgracia podía haber pasado. Por fuera, la apariencia del pino era totalmente normal y nada hacía intuir que dentro se escondía desde hace tantos años un obús de la Guerra Civil, así que nadie percibió nada extraño en ningún momento.
El pino procedía de la localidad segoviana de Navafría. En Maderas de María fue introducido en la sierra para su corte y entonces se escuchó de repente un estruendo enorme y la sierra quedó destrozada por completo. Al parecer, se supone que se quedó clavado allí cuando era un pino joven y a la medida que fue creciendo, y cogiendo envergadura, el obús se integró en el tronco hasta tal punto que por fuera no se apreciaba para nada. Una anécdota sin duda muy curiosa y que acabó con final feliz.
En cuanto al futuro, el objetivo de los socios es seguir trabajando para poder ofrecer a sus clientes un producto de calidad y poder seguir manteniendo un amplio stock para dar el mejor de los servicios. “Queremos continuar creciendo en nuestro proyecto de empresa y poder seguir creando empleo en la zona. La madera es un material excepcional, son diversos los usos que se pueden ofrecer con ella, por ello, es un sector importante en el mercado y muy demandado por su amplia versatilidad. El futuro seguirá siendo cierto mientras se siga construyendo y embalando con ella”, concluyen.