Un paso adelante más, un día menos. El equipo de Jordi Lluelles afrontaba el último encuentro de pretemporada con una gran carga de trabajo acumulada en sus piernas. Y se notó. Les costó a nuestros chavales entrar en el partido, aunque poco a poco se fueron entonando. Al descanso, el marcador mostraba una mínima diferencia a favor de Soria. Ya en la segunda parte, tras algunos momentos de zozobra, los amarillos subieron el nivel de intensidad defensiva, lo que permitió correr y abrir distancia en el marcador. El míster pudo sacar conclusiones positivas de cara al comienzo de liga.
Con el disputado en La Catedral de la capital pamplonica, se cierra el ciclo de partidos de una pretemporada que se diseñó buscando un nivel alto de exigencia. Si nos fijamos en números, el BM. Soria ha sufrido cuatro derrotadas (en los dobles enfrentamientos con BM. Nava y BM. Villa de Aranda) y ha cosechado dos victorias (BM. Zamora y Helvetia Anaitasuna).
No hay que ser un sabio para intuir que la temporada va a ser de extrema dificultad, pero tampoco un necio y no ver que el equipo está mostrando una cara fantástica. Hemos disfrutado de momentos de juego brillantes y una intensidad y lucha constante de todos los jugadores, en todos los momentos. Podemos estar seguros de que el equipo es competitivo y nos va hacer a disfrutar de un balonmano nunca antes visto en tierras sorianas.
El grupo está trabajando mucho y bien, el esfuerzo por parte de todos es enorme. Pero lo que es de un tamaño inabarcable es la ilusión que mueve el barco del BM. Soria hacia el comienzo de la histórica temporada en la que el club celebra su 25 aniversario, nunca mejor dicho, sus bodas DE PLATA.