Este jugador de 2,05 centímetros de estatura, llegó esta temporada pasada a las categorías inferiores del club, donde jugó el Campeonato de Castilla y León y Campeonato nacional y este curso da el salto al primer equipo.
La historia de Pyvovarenko es de las que trasciende lo deportivo. Hasta la temporada pasada estuvo en Ucrania, su país, donde llegó a militar en un conjunto de la máxima categoría, el Lokomotiv Kharkov. En el mes de septiembre ficharía por la escuadra rusa Lokomotiv Novosibirsk hasta que se desencadenó la guerra, lo que forzó su salida a Soria como refugiado. Gracias al contacto establecido por el padre del jugador y Alberto Toribio, tras haber coincidido en Cataluña por un tiempo, se iniciaron los trámites para su llegada a España.
Afortunadamente, merced a la encomiable labor de Cruz Roja Soria, que guió en todo momento los pasos burocráticos que debía dar Río Duero Soria para ayudar al jugador a refugiarse en España, la llegada de Pyvovarenko fue posible. El club ayudó también al ucraniano en diferentes trámites administrativos y le proporcionó alojamiento y manutención. “Después de estar en una situación límite hace meses, hemos conseguido encontrar una buena solución para que pueda seguir entrenando a primer nivel, ya que la proyección a futuro de este jugador es altísima”, asegura el director general del club, Manuel Sevillano.
Claro que mientras continúe la guerra, Pyvovarenko continuará viviendo una delicada situación familiar, puesto que su madre se encuentra en Italia después de lograr escapar de Ucrania, pero su padre continúa en Jarkov. Mientras tanto, el voleibol y la complicidad de sus nuevos compañeros del plantel juvenil está siendo una herramienta muy importante para la adaptación del jugador a Soria. Ahora, además, tendrá la oportunidad de demostrar su talento a las órdenes de Alberto Toribio junto a sus nuevos compañeros de la primera plantilla.