Sería injusto que el primer Mundial de Ruta, la apuesta de World Athletics por llevar a las grandes estrellas del mediofondo y fondo al escenario donde miles de atletas vocacionales materializan sus sueños cada fin de semana, recibiese otro calificativo que exitoso. El asfalto de Riga, sus avenidas infinitas, el gigantesco Daugava a punto de besar las revoltosas aguas del Báltico, el aroma a cultura clásica impregnado en las fachadas art nouveau que conviven con los edificios de madera en el corazón medieval (donde no son bienvenidos los vehículos a motor) vertebrado en torno a la populosa plaza Livu; acertado enclave para pisar definitivamente el siglo XXI. Para rendirse a la evidencia: todos juntos es mejor. Primero los populares en la milla y los 5 km, en masa, calentando el piso a los más dotados. Luego mujeres y hombres de tendones nudosos, piernas detalladamente dibujadas por el sacrificio, pesos plumas lidiando con el viento juguetón en una mañana clara y agradable -16 grados, cielo sin apenas motas blancas-, aún a salvo de los días fríos que sin duda acudirán al llamado de octubre. Para finalizar, de nuevo los populares, esta vez en medio maratón. La cuadratura del círculo.Sería injusto que el primer Mundial de Ruta, la apuesta de World Athletics por llevar a las grandes estrellas del mediofondo y fondo al escenario donde miles de atletas vocacionales materializan sus sueños cada fin de semana, recibiese otro calificativo que exitoso. El asfalto de Riga, sus avenidas infinitas, el gigantesco Daugava a punto de besar las revoltosas aguas del Báltico, el aroma a cultura clásica impregnado en las fachadas art nouveau que conviven con los edificios de madera en el corazón medieval (donde no son bienvenidos l vehículos a motor) vertebrado en torno a la populosa plaza Livu; acertado enclave para pisar definitivamente el siglo XXI. Para rendirse a la evidencia: todos juntos es mejor. Primero los populares en la milla y los 5 km, en masa, calentando el piso a los más dotados. Luego mujeres y hombres de tendones nudosos, piernas detalladamente dibujadas por el sacrificio, pesos plumas lidiando con el viento juguetón en una mañana clara y agradable -16 grados, cielo sin apenas motas blancas-, aún a salvo de los días fríos que sin duda acudirán al llamado de octubre. Para finalizar, de nuevo los populares, esta vez en medio maratón. La cuadratura del círculo.
Milla femenina: Marta Pérez, primera europea, acaba sexta el día en que fue derrotada Faith Kipyegon
“Es mi primer puesto de finalista de verdad”, sonreía Marta, con un puntillo de sano sarcasmo al referirse al eterno debate de si alguien que, como ella, ha sido novena en una final olímpica puede apropiarse tal título o este ha de recaer únicamente en quienes cruzan la última línea entre las ocho primeras. Discusión estéril ante la potencia de la realidad: la soriana es una bendición para nuestro deporte. Locuaz, educada, con esa fina y objetiva capacidad de análisis que esgrime ante los micrófonos, se mostraba “contenta por haber estado competitiva”, aunque lógicamente la condición física no fuese "la de hace un mes, pero sí que he visto que si otras aguantan la forma yo también soy capaz de hacerlo”. Capaz de eso y de leer una prueba celebrada entre dos tierras, la de las inabordables etíopes y kenianas y el resto. Supo aguardar en el segundo nivel, con premeditación y alevosía. Ganó a las que tenía que ganar. 4:34.12. Primera europea, a 10 segundos de la medalla de bronce, Faith Kipyegon (4:24.13).
Han leído bien. Faith Kipyegon. La mejor millera de todos los tiempos. Plusmarquista mundial en pista, campeona de todo lo que se puede campeonar. El año en que quebró tres récords mundiales (el mencionado más los de 1500 y 5000 m), ganó dos oros en Budapest (1500 y 5000 m) y dominó la Diamond League, la mejor temporada de su vida, llamada a clausurarse con la enésima exhibición, concluyó recordándonos la gran verdad del atletismo: cuando te pones en una línea de salida todo lo que has conseguido hasta entonces no vale absolutamente para nada.
El primer bronce de su trayectoria (siempre había sido primera o segunda, exceptuando el quinto puesto de su debut en los 1500 m de Moscú 2013) llegó en una carrera en la que ejerció de front runner. Asumió su condición de favorita, estiró la goma hasta romperla, filtró el grupo cabecero cuando aún retumbaban los ecos del tiro de salida frente al Museo Nacional de Arte. Resistió el primer ataque de la etíope Diribe Welteji (a quien en agosto condenó a la plata mundial en el ‘milqui’), pareció resucitar cuando tuvo a la vista el Monumento a Libertad, bajo el cual esperaba la meta. Apretó los dientes al saberse derrotada, incapaz de responder al último y salvaje acelerón, quiso salvar la segunda plaza, que también voló hacia una camiseta verde, la de Freweyni Hailu. 4:20.98, 4:23.06 y 4:24.13; las tres por debajo del récord mundial de Nikki Hiltz, que ni el más optimista de los aficionados pensaba que iba a permanecer en pie cuando estas mujeres cogieran el vuelo de regreso a casa.
5 km: Chebet y Gebrhiwet, inabordables al esprint
La vasta llanura sobre la que se edifica la capital de Letonia invitaba a ser optimistas con el crono, cuestión secundaria en un evento de esta índole, combate sin artificios, cuerpo a cuerpo, priorizando la versión más ancestral del deporte: llegar antes que el rival, sea cual al sea el tiempo invertido en hacerlo. Pero a nadie le amarga un dulce y los 14:35 de Beatrice Chebet (a solo seis segundos del tope mundial en carrera solo para mujeres en poder de Senbere Teferi), que unifica los títulos de cross y ruta en un curso en el que también ha catado cajón en el sintético (bronce en el 5000 m de Bupapest), certifican que el nivel inaugural de esta cita no era ni mucho menos anecdótico.
Para colgarse el primer oro de la historia del Mundial del Ruta tuvo que hacer frente a una envestida fantástica de la plusmarquista mundial, Ejgayehu Taye (14:19, Cursa dels Nassos 2021), quien pretendía una carrera viva que mitigase la brutal capacidad de Chebet en el esprint y acabó sucumbiendo ante su propia valentía en la larga recta final, con el viento a favor, entrando de costado junto a la orilla del río, cuando fue superada por la otra componente de la dupla keniana, Lilian Rengeruk, y tuvo que conformarse con el sótano del podio. Los parciales (2:55, 5:54, 8:53 y 11:47) motivaron que el paquete de 34 pioneras se vertebrase prácticamente de salida, poco después de elevarse sobre el puente del Embankment, junto al Castillo de Riga (donde también aguardaba la meta), quedando en cabeza las únicas seis mujeres que rompieron la barrera del cuarto de hora, entre las que solo se contabilizó una no nacida en África: la italiana Nadia Battocletti, quinta con récord nacional, 14:45.
En la prueba masculina entró en escena el primer representante del quintento de #EspañaAtletismo, Ouassim Oumaiz. Manga larga, escogido por la realización televisiva como uno de los pocos atletas presentados al público, estuvo muy activo en los primeros compases de una prueba disputada en geométrica progresión. Pasó cuarto por el primer parcial de 1000, a solo un segundo de la cabeza (2:41). Poco después, en cuanto Yomif Kejelcha decidió que el ritmo era demasiado confortable para disgregar el grupo y puso a funcionar su kilométrica zancada, el de Nerja fue disolviéndose en la clasificación hasta concluir en una buena 20ª plaza. “Me hubiera gustado un top10”, se sinceraba en zona mixta, con una ambición acorde a su talento, aunque reconociendo que le había costado “un poco reincorporarme a los entrenamientos en Madrid y no he hecho el mismo tipo de entrenos que antes de Budapest. Ahora ya no pienso parar, voy a seguir hasta que empiece el cross, necesito competir para coger chispa después de haber pasado mucho tiempo sin hacerlo en estas temporadas anteriores”.
El dos veces campeón mundial de 3000 metros aceleró sin freno buscando una llegada limpia, solitaria. 2:39 el segundo kilómetro. 2:38 el tercero. 2:32 el cuarto, pese a que al final de ese tramo se encontraba la única curva cerrada del trazado, casi ‘millera’, de las de agarrarse para tomar impulso. A falta de 800 metros llegó el envite de su compatriota Hagos Gebrhiwet, con pasado rutero español (ganador de la Vallecana y la Nocturna de San Antón), medallista mundial y olímpico, poseedor de un diamante, quien sostuvo el acelerón hasta firmar un último parcial en 2:30 que le llevó, a sus 29 años, al primer título universal en categoría absoluta (fue campeón mundial junior de campo a través hace una década). Registró 12:59, tres segundos menos que Kejelcha y 17 respecto al keniano Nicholas Kipkorir, el último inquilino del podio.
El prometedor Kessler se confirma en la milla masculina
Otro récord de ingrato futuro, los 4:01.21 (los 15 primeros de Riga corrieron por debajo de esa marca) del estadounidense Samuel Prakel, se disolvió en un multitudinario esprint resuelto a favor de su compatriota Hobbs Kessler (3:56.13), el prodigio que pasó del instituto al profesionalismo sin transitar los intestinos de la NCAA, maravilloso caladero de talento yanqui.
Hasta una decena de mediofondistas eran candidatos al título apenas 100 metros antes de meta, final emocionante y abarrotado para la única carrera del programa sin africanos en el podio. El primero, Ryan Mphahlele (Sudáfrica) arribó octavo. El etíope más rápido 11º y 13º el mejor de Kenia. La plata, 3:56.41, se la colgó el británico Callum Elson (un tipo de 3:35.39 en 1500 m) y el propio Prakel (3:34.63 en ‘la milla olímpica’) cazó el bronce con 3:56.43.
Mohamed Attaoui y Gonzalo García entraron consecutivamente en las posiciones 24 y 25 (4:06.59 y 4:07.81), tras dejarse ver -sobre todo el primero- en el prólogo de una prueba que no tardó demasiado en encabritarse. “He salido delante, pero esperaba una mejor carrera. Me iba descolgando y notaba que no iba, no me he encontrado en ningún momento”, opinaba visiblemente abatido Attaoui sobre la cita con la que cierra una temporada sobresaliente. García, optimista: “Tampoco había mucho más. A la segunda curva ya llegué destrozado pero estoy muy orgulloso de haber estado en mi primer Campeonato Mundial, no podía decir que no. Hemos arriesgado, si salía, bien, y si no… contento con la decisión”.
Medio maratón: solo existe Kenia
Seis medallas en disputa y las seis se facturaron a Nairobi. Así de apabullante es la verdad, así de leal la certeza. La campeona olímpica de maratón, Peres Chepchirchir, se hizo con su tercer entorchado en los 21,097 km tras 1:07:25. La plusmarquista mundial en carrera exclusivamente femenina (1:05.16) pareció alejarse de la victoria cuando Margaret Chelimo Kipkemboi dispuso su latigazo final, pero no se cebó en una respuesta inmediata y, apenas unos segundos después, recompuso el ánimo para ser ella la que ejecutase un golpe sin turno de réplica. La plata valió 1:07:26, ocho segundos menos que el bronce de Catherine Reline Amanang’ole. Las tres estuvieron siempre al frente de una prueba por eliminación (los 10 km se pasaron en 32:19, con ellas guionizando el espectáculo) en la que fueron cayendo sus principales rivales (el terceto etíope) y en la que destacaron las británicas Calli Thackery (séptima, 1:08:56) y Samantha Harrison (novena, 1.09:26).
La cuestión fue similar entre los chicos, con el aliciente último del ataque inacabado del subcampeón mundial de 10.000 m Daniel Simiu Ebenyo (otro con bagaje en el asfalto español, ganador de San Silvestre Vallecana y 10K Valencia), que murió en el momento en el que tendió la mano a Sabastian Kimaru Sawe cuando este, exhalación pintádole el rostro, le adelantaba por la izquierda sabiéndose ya vencedor (59:10). No acertamos a interpretar el gesto (¿Entramos juntos? ¿Chócala? Vete tú a saber), el caso es que el compañero siguió a lo suyo y Ebenyo (59:14) optó por un saludo tipo militar más fácil de traducir: he hecho lo que he podido. La fiesta la clausuró Samuel Nyamai Mailu en 59:19. Destacar la quinta plaza del primer europeo, el plusmarquista continental de los 5 kilómetros, el siembre dispuesto francés Jimmy Gressier (59:46).
No fue el día de Juan Antonio ‘Chiki’ Pérez, 54º con 1:04:00: “Para nada era lo que buscaba. He hecho entrenamientos muy buenos que decían que podía estar en 61 minutos o así, que es la marca a la que salí, pasando sobre 29:10… pero hubo un momento que me vine abajo y mentalmente lo he pasado mal, ves que se te va el grupo a un ritmo en el que debes ir fácil… pero no vas fácil”.
La próxima edición del Mundial de Ruta se celebrará en San Diego (Estados Unidos) en octubre de 2025.