Derrota del UBU San Pablo Burgos ante el Balonmano Zamora (31-30) en un encuentro con un guion clásico de verano y entre dos equipos que acostumbran a enfrentarse dentro un equilibrio que parecía irrompible hasta este duelo
El choque entre los dos bloques castellanos y leoneses comenzó con dos conjuntos que se mostraban más sólidos defensivamente que en el encuentro disputado la semana pasada en el Talamillo (32-32). Los días de preparación se notaban en dos equipos mucho más ensamblados.
Tras un inicio en el que los locales parecían verse más cómodos en la pista, los cidianos empezaron a soltar metralla desde distintas posiciones convirtiéndose en un equipo difícil de defender para los viriatos. También la zaga burgalesa se mostraba firme, aunque, con todo, los rojinegros no lograban brechas de más de dos tantos y la igualdad en el marcador era la nota dominante.
Entre las muchas rotaciones, propias de pretemporada, pudo debutar el juvenil de primer año Jesús Lesmes, convocado por la ausencia de Juan Tamayo, afectado por la vacuna Covid.
El UBU San Pablo entró en una fase errática pasada la mitad del primer tiempo, y el cuadro pistacho se vio con alas para robar balones fáciles y salir al contraataque. Motivo por el cual, Nacho González pidió tiempo muerto en el minuto 22 (13-11). La arenga tardó en hacer efecto, pero poco a poco los burgaleses fueron cocinando la remontada. La exclusión de un jugador local en el 25 fue clave para recuperar terreno, gracias a dos goles de campo a campo de Espinosa que aprovechó la portería vacía del cuadro rival. Sin embargo, la exclusión de Ignacio Suárez a falta de un minuto devolvió el poder a los zamoranos para llegar al descanso con 17-16.
Zamora volvió de vestuarios con la misma dinámica con la que se fue. Las revoluciones se elevaron en dos equipos que buscaban imponer su estilo. El equilibrio se mantenía en el marcador a pesar de las idas y venidas y nadie conseguía romper un partido cuyo guion parecía un calco de todos los enfrentamientos pasados entre estos dos equipos. Pequeñas ventajas para uno u otro sin un claro favorito para la victoria. A partir del minuto 43, los zamoranos lograron la mayor renta de la segunda mitad con tres tantos, que lastraron al conjunto de Nacho González durante cerca de siete minutos. La goma volvió a encogerse hasta los 28-27 (min. 52), pero a los rojinegros les costaba devolver el equilibrio al luminoso, algo que lograron al tercer intento en manos de Dalmau.
El bloque local volvía a estirar la goma a su favor en el último parcial para poner emoción a los últimos minutos. Con 31-30 y a falta de 30 segundos de posesión, el bloque viriato buscaba una jugada ensayada en la última posesión del partido que, si bien, no terminó en gol, concluyó con el marcador inalterado.
