- Ana, como ve la situación actual del sector. ¿Preocupa la crisis del coronavirus?.
¡Claro que preocupa! Estamos ante una situación totalmente desconocida. Está siendo muy alto el precio que estamos pagando en vidas. Y aún no lo tenemos controlado. Pero el mundo no para y el campo tampoco. Estamos teniendo una primavera precioso y el viñedo está en consonancia. Seguimos con labores en campo y en bodega. Y la perspectiva sobre la venta ha cambiado. Los grandes canales de venta como son la distribución y la hostelería están prácticamente parados. Igual que la exportación, porque no olvidemos que estamos ante una pandemia mundial.
- ¿Se está potenciando la venta on line?, ¿Es parte del futuro?
Actualmente, el consumo está en casa y, aunque está lejos de llegar al consumo en restaurantes, ha supuesto una tabla de salvación en el sector. El comercio electronico ha venido para quedarse pero no todo vale. Tenemos que pensar en el consumidor y en sus necesidades, ponernos en su lugar. Y tenemos que pensar en el consumidor de cercanía, que no es que no hayamos pensado en ellos, pero la cercanía nos ha hecho salir fuera pensando que aquí ya lo teníamos todo hecho. Y hay mucho trabajo y no únicamente de bodegueros, porque tenemos un marco geográfico tan rico, tan maravilloso, tan por descubrir,... que todos tenemos que poner nuestro granito de arena. Debemos estar más unidos y hacer acciones conjuntas de forma que vayamos de la mano todos los sectores de la zona y crear experiencias que transmitan nuestros valores y nuestras virtudes. Ya hay proyectos en marcha en este sentido.
- Como ve la evolución en estos últimos años. ¿Gana terreno la afición por el vino entre las nuevas generaciones?.
Las nuevas generaciones son la asignatura pendiente en el mundo del vino en general. Y en Arlanza no íbamos a ser menos. La comunicación del vino se ha hecho de forma que parece que el vino es solo para entendidos, con vocabulario técnico que no transmite cercanía al público y menos a las nuevas generaciones. Se están haciendo actividades donde comparten espacio arte (cualquier tipo de arte: escultórico, musical, digital, ...) y vino. Creemos que tenemos que adaptar nuestro lenguaje a sus gustos y eso pasa por un lenguaje audiovisiual, con contenido útil y divertido. Y evitar machacar con mensajes muy manidos como nuestra pasión por la tierra y nuestro respeto a la materia prima y al medioambiente, eso es evidente pero hay mas cosas que podemos contar. Hace relativamente poco tiempo hicimos un cambio en las etiquetas de los vinos más jóvenes, la gama Cascajuelo. Pasamos a una etiqueta que transmite nuestro respeto y admiración a nuestra tierra y nuestras raíces, de una manera moderna. Creo que fue un acierto. Es como si fuera una persona dinámica, moderna y que vive en su tiempo, es lo que transmite y se contagia.
- La D.O. Arlanza, ¿Se encuentra en un avance imparable?.
Por supuesto. Llegan nuevos bodegueros y eso son nuevos proyectos. En algunos casos son continuidad de proyectos existentes y en otros, proyectos con otra perspectiva. Lo importante es que haya movimiento y que se oiga que la zona se mueve. Los que llevamos desde antes del principio hemos visto la evolución hacia la mejora. Debemos aprender del camino recorrido y poner el foco en lo que sabemos que funciona. Somos una Denominación de Origen joven y ágil, eso nos da facilidad para adaptarnos a lo que se nos venga encima. Aunque, no te voy a engañar, a veces, nos falta creer en nosotros un poco más.
- El reto de la exportación. ¿Cabemos todos?.
Actualmente se están comercializando unas 500000 botellas de vino del Arlanza. Tanto en exportación como en el mercado interior, hay sitio para todos. Porque hay tantos gustos como vinos. Y esas cosas hay que aprovecharlas. Pero tenemos que saber vendernos. Y utilizar el marco geográfico que comentábamos antes es una de las bazas más importantes que podemos explotar. No sólo se trata de vender vino, tenemos que ser capaces de transportar a esas personas que están a miles de kilómetros al Arlanza y que se sienta envuelto de nuestra cultura, nuestros paisajes, nuestras gentes, nuestra gastronomía y eso incluye nuestro vino.
- Las peculiaridades de una empresa familiar ¿Se adapta mejor a los vaivenes del mercado?.
Cada tipo de empresa tiene sus ventajas y desventajas. Una de las virtudes de una empresa familiar es esa adaptabilidad para todo. Cuando vienen tiempos difíciles nos apretamos más el cinturón o nos estiramos hasta donde debemos llegar. La desventaja es que, a veces, no llegas a todo. Pero siempre se puede compensar.
- ¿Cómo valora la última añada?.
El año nos hacia suponer que seria una cosecha mayor de lo que finalmente fue. Alguna pequeña helada afecto a cepas mas viejas y en el mes de julio el granizo toco alguna parcela en Villalmanzo. Aun asi la calidad de la uva fue excelente. Muy sana, no sufrio enfermedades, y se pudo recolectar en el punto optimo. El gran contraste de temperaturas que se registra entre el día y la noche nos beneficia porque confiere a nuestra uva su personalidad y permite hacer unos vinos excelentes en esta denominación.
- Hablemos del futuro. ¿Obligados a reiventarse?. Qué proyectos se estudian en estos momentos para Bodegas Sierra.
Esta pandemia que estamos atravesando nos ha servido para parar, respirar y ver las cosas desde otra perspectiva. Últimamente íbamos a toda velocidad y en muchas ocasiones nos perdíamos detalles. Este parón nos ha servido para analizar lo que estábamos haciendo y retomar ideas que habíamos aparcado por diferentes motivos, como, por ejemplo, la página web. Teníamos una página web que necesitaba urgentemente una actualización y nunca encontrábamos el momento. Algo tan sencillo... pues hasta que no hemos parado, no nos hemos puesto con ello. Y ya que le damos una vuelta a la página web, lanzamos la tienda on line. Empezaremos un blog donde publicaremos un artículo mensual, en principio, hablando de algún tema de interés relacionado con el mundo del vino, será en formato prosa o vídeo, y con la cultura de los pueblos, para que no caiga en el olvido.