viernes. 22.11.2024
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El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, adelantó en la inauguración oficial del I Foro de Bioeconomía de Castilla y León que tanto los presupuestos para el próximo 2022 como la normativa avalan el cambio de rumbo hacia el modelo bioeconómico, un modelo que apuntala la transformación “basada en valores que queremos para nuestra gente”.

Fernández Mañueco daba, así respuesta, a una de las demandas que había expuesto Pablo Sabín, director de Cesefor, durante su intervención. De hecho, y tras explicar cuáles son los valores de la bioeconomía y por qué es importante asumir sus principios, Sabín revelaba qué necesita Castilla y León para lograr los objetivos marcados. En concreto, el director de Cesefor mostraba la necesidad de aumentar las capacidades y la formación, ser referentes en calidad de vida en unos espacios más naturalizados, fomentar el desarrollo industrial e integrar los valores de sostenibilidad porque “debemos convertir la bioeconomía en un nuevo paradigma que incremente el orgullo rural”. Y todo ello “apoyado por un nuevo marco normativo, con incentivos alienados con los objetivos, con costes para las actividades ‘emisoras’ y con la compra pública como elemento tractor. Un marco justo, inclusivo y equitativo”, concluía Sabín.

Un marco que necesita financiación y, en ese sentido, Fernández Mañueco ha destacado durante su intervención que desde el Gobierno de Castilla y León “queremos y vamos a dar un salto para ser una potencia en bioeconomía. En los últimos cinco años hemos movilizado 28 millones de euros en 200 proyectos empresariales relacionados con la bioeconomía y queremos duplicar esta apuesta en los próximos cinco años. Ese ese el mínimo pero estoy seguro de que van a ser más”.

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A este I Foro de Bioeconomía de Castilla y León, organizado por el Instituto para la Competitividad Empresarial (ICE) de la Junta de Castilla y León, coordinado por la Fundación Cesefor y que recibe, además, el apoyo de varias entidades relevantes en el campo de la bioeconomía en Castilla y León como son CARTIF, la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, el Ente Regional de la Energía (EREN) y el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL), están asistiendo 250 personas, procedentes de 20 provincias situadas en nueve países diferentes. La huella de carbono generada por el Foro es de 7,7 toneladas de Co2. Pero hay buenas noticias: este evento es 100% neutral en carbono. Esa huella será compensada mediante la restauración forestal de una hectárea con especies autóctonas en el monte ‘Castillejo de San Pedro’, número 360 del Catálogo de Montes de Utilidad Publica y propiedad de la Junta de Castilla y León, situado en el término municipal de Valdeprado, en Soria.

Castilla y León, tierra de oportunidades

Todos los ponentes de la jornada de mañana de este foro han puesto de manifiesto que Castilla y León es una tierra de oportunidades y que la bioeconomía es una oportunidad para Castilla y León. Así, Fernández Mañueco resaltaba que este nuevo modelo económico, basado en valores sostenibles, “es una fuente de riqueza y empleo y nos va a permitir apostar por esta nueva economía, crecer en población, apostar por el territorio y el desarrollo rural desde la cohesión y la igualdad social, no solo entre hombres y mujeres sino entre todos los ciudadanos, vivan donde viva”.

En ese mismo sentido, Carlos Martínez, alcalde de Soria, señalaba que “Soria es una tierra de compromiso con los valores, con el aprovechamiento de sus recursos, que plantea el futuro desde la mirada de la esperanza y sabiendo que tiene un potencial muy grande que poner en valor”. Además, ha apuntado que este compromiso de la provincia soriana está perfectamente alienado con las grandes agendas internacionales, las que deben marcar la hoja de ruta que conduzca a un “mapa de oportunidades que haga que la gente pueda y quiera vivir y trabajar aquí, cortando de raíz, así, lo que lastra nuestro desarrollo: la despoblación”.

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De hecho, también Christian Patermann, exdirector de la Comisión Europea, asesor del gobierno alemán y padre de la bioeconomía como concepto de investigación, encargado de pronunciar la conferencia de apertura, ha destacado el posicionamiento de Castilla y León como territorio clave para la bioeconomía. Así, explicó que “el plan de impulso inicial supone una base muy buena. Su estrategia del agua es excepcional, sobre todo teniendo en cuenta que este recurso no siempre está explicitado en las estrategias. El plan castellano y leonés es diferente a otros, está centrado en aspectos agroalimentarios pero tiene que ampliarse a otras aplicaciones industriales”. Además, Patermann ha expuesto la necesidad de que, si queremos que salga adelante y tenga éxito, ese plan debe quedar por escrito y, además, estar mapeado: “debemos tener controlados los residuos ganaderos, las materias primas…  dónde están, dónde hacen faltan”. Finalmente, el padre de la bioeconomía también ha expresado la necesidad de que en este tipo de planes de impulso a la bioeconomía se estudien las fortalezas y las debilidades de los territorios y que contemplen aspectos como la educación, el conocimiento y la transmisión de valores.

Experiencias territoriales

Tras las conferencias de apertura pronunciadas por Patermann y Sabín y la inauguración oficial por parte de Carlos Martínez y Alfonso Fernández Mañueco, la jornada de mañana ha continuado con un interesante panel de expertos en el que representantes de diferentes territorios españoles e internacionales han dado a conocer sus experiencias a la hora de aplicar e impulsar la bioeconomía desde sus diferentes territorios. Así, los asistentes han podido descubrir cómo se está implementando la bioeconomía desde lugares tan diferentes como Karelia del Norte, en Finlandia, la Toscana, Canadá, País Vasco o Cataluña. Además, claro está, de los proyectos e instituciones que están potenciando la extensión de la bioeconomía en Castilla y León o España.

Muchos de estos expertos han querido destacar que, pese a que pueda parecer que la bioeconomía es un modelo moderno, surgido después de que la pandemia haya hecho que veamos la necesidad de modificar nuestro sistema productivo y económico, en realidad, muchas instituciones ya llevan años desarrollando proyectos e invirtiendo en este cambio de paradigma. Así, por ejemplo, Jorge Llorente Cachorro, viceconsejero de Desarrollo Rural y director del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, ha destacado que esta institución ha invertido ya más 2,1 millones para llevar a cabo más de 200 proyectos asociados a la bioeconomía.

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La jornada ha concluido con un panel que ha centrado el foco en cómo financiar la transición a la bioeconomía y que ha hecho hincapié en las oportunidades que esta presenta: entre otras, hacer frente a la doble encrucijada en la que nos encontramos actualmente marcada por el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad desde valores como la superación de los desequilibrios territoriales actuales, la apuesta por los recursos endógenos, la recuperación de la identidad y las capacidades que representa el entorno rural, el respeto por los ecosistemas y el medio ambiente y la garantía de aprovechamiento de materias primas que puedan sustituir a los recursos finitos de los que disponemos a través de la economía circular, sustentada en el cambio de mentalidad que supone considerar los residuos como subproductos o materias primas de segundo orden que puedan ser utilizadas y reutilizadas en el proceso productivo.

Esta primera jornada del I Foro de Bioeconomía de Castilla y León finalizó ayer con las visitas a tres empresas punteras en su apuesta por la bioeconomía: grupo Losán, REBi y Nufri. En ellas, los 250 participantes en el evento podrán descubrir cómo se pueden llevar a la práctica los principios y técnicas de este nuevo paradigma económico.

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