El PARTIDO CASTELLANO TIERRA COMUNERA (PCAS-TC), ante las próximas elecciones autonómicas en Castilla y León, considera que el Castellanismo, e incluso el Nacionalismo Castellano, son la única opción de futuro que queda para las gentes y territorios de esta comunidad autónoma, atenazada por el Centralismo y por el Provincialismo, y que por ello se encuentra en el furgón de cola de las autonomías españolas, carente de peso político, de vigor económico o de potencialidad cultural, sufriendo un éxodo sin fin de sus jóvenes, la despoblación de su territorio rural, el expolio de sus recursos energéticos, hídricos, agropecuarios, patrimoniales y naturales, así como sobre todo, la ausencia de un proyecto político, social y autoidentificador endógeno y propio para toda Castilla.
Desde esa formación castellanista se hace un balance muy crítico de los cuarenta años del Estado de las Autonomías, ya que Castilla ha sido dividida en cinco comunidades autónomas artificiales, gobernadas por partidos centralistas que han puesto siempre por delante sus intereses partidistas estatales a las necesidades propias de la ciudadanía de estos territorios castellanos. 40 años de expolio, de humillación, de corrupción, de pérdida de identidad, que han convertido a la ciudadanía castellana en un pueblo hartísima de los políticos a los que vota.
Según Luis Marcos, secretario general del PARTIDO CASTELLANO TIERRA COMUNERA (PCAS-TC), “solo aquellas comunidades con partidos nacionalistas propios, como el País Vasco, Cataluña o Galicia, han obtenido ventajas políticas, económicas y culturales claras frente al Estado Central, generando discriminación y marginación en los grandes territorios del interior peninsular como Aragón, Castilla y Extremadura. En España no tenemos el Estado Federal y Solidario que necesitamos, sino un Estado Central que castiga a los territorios vaciados y saqueados como Castilla premiando con beneficios y privilegios si cuento a las comunidades nacionalistas periféricas”. Como conclusión, el dirigente comunero sentencia “Si Castilla tuviera un partido político castellanista o nacionalista castellano con importante apoyo popular, el peso demográfico, político y económico de las comunidades castellanas no podría ser marginado, y se podría constituir un Estado Federal en condiciones de igualdad entre todas las nacionalidades de España”.
Para esta formación comunera y castellanista, en las próximas elecciones autonómicas de Castilla y León, ni las opciones centralistas y estatalistas, como PP, PSOE, VOX o Unidas-Podemos, ni las candidaturas provincialistas son capaces de ofrecer un futuro digno para sus gentes y proyectos. Los grandes partidos centralistas entienden Castilla y León exclusivamente como un peón más en su estrategia estatal, al que pueden sacrificar cuando interese; por su parte, las candidaturas provincialistas son incapaces de diseñar un modelo conjunto para un mismo pueblo: el castellano, y una misma tierra: Castilla, optando por enfrentamientos estériles y artificiales entre provincias, agotando el enorme potencial que para sí misma y para toda España puede aportar una Castilla Unida. Obviamente, en territorios como País Vasco, Galicia o Cataluña no hay provincialismos, porque el nacionalismo es un instrumento mucho más útil para dotar a sus sociedades de las mejores prestaciones sociales, laborales, económicas, culturales o ambientales. El castellanismo es la única opción de futuro para una sociedad, como la castellana, harta de los engaños de la clase política, empobrecida por el expolio fiscal y material, envejecida por el vaciamiento demográfico y la huida de los jóvenes, desorientada, por haber olvidado sus raíces comuneras, de pueblo libre, orgulloso, avanzado, luchador, democrático y reivindicativo.
Por ello, desde el PARTIDO CASTELLANO TIERRA COMUNERA (PCAS-TC) se lanza el mensaje a la sociedad de la importancia de estas Elecciones Autonómicas en Castilla y León, como el necesario cambio de rumbo que ofrezca un futuro claro hacia la unidad de Castilla a través del Consejo de las Comunidades Castellanas, por una repoblación rural del siglo XXI, por una transformación económica, ambiental y social al servicio de la gente, de los pueblos y de las comunidades, ofreciendo un modelo de desarrollo diferente, acorde con nuestras propias necesidades, coherente con nuestra identidad.
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