El Arzobispado de Burgos ha decidido hoy suprimir el culto público en todas las parroquias, iglesias y oratorios de la Diócesis ante el agravamiento de la situación provocada por el coronavirus y ante la declaración del Estado de Alarma, ampliando de esta forma las medidas de actuación y prevención en la Diócesis de Burgos “hasta nuevo aviso”.
Por tanto, se suspenden las celebraciones comunitarias y públicas de la Eucaristía y los fieles quedan “dispensados” del precepto dominical. Se exhorta a la participación de la Eucaristía en familia a través de los medios de comunicación, según informaron fuentes de la archidiócesis burgalesa.
En la misma línea se ha pronunciado la Diócesis de Osma-Soria, desde donde se ha asegurado ser consciente de la “grave situación” que existe a causa de la pandemia del coronavirus. Por ello, compartiendo la preocupación común, realizó un llamamiento al “compromiso y la responsabilidad de todos”, y se sumó a las recomendaciones sanitarias e indicaciones de las autoridades competentes.
En un comunicado recogido por Ical, recuerdan que quedan suprimidas todas las actividades de carácter pastoral programadas en el ámbito del territorio de la Diócesis, y que se dispensa del precepto dominical a los fieles durante el tiempo que dure la actual situación sanitaria y hasta nuevas indicaciones. En ese sentido, se invita a participar espiritualmente de la misa a través de la televisión o la radio.
Los sacerdotes celebrarán diariamente la Eucaristía, “rezando por el Pueblo de Dios”, precisaron, y señalaron que “aunque no podamos reunirnos físicamente, seguimos siendo comunidad, parroquia, Iglesia de Dios”. Igualmente, indicaron que estarán disponibles para la atención de los fieles facilitando “el consuelo, la escucha y los sacramentos, especialmente a los más necesitados”.
Asimismo, queda suspendida la celebración pública de los funerales y exequias. “Consensuando el modo de proceder con la familia, procúrese en la medida de lo posible posponer su celebración hasta la conclusión de estas medidas extraordinarias”, apuntaron. Si esto no fuera posible por causas objetivas, sería factible, matizaron, la celebración del funeral de modo privado con la familia más allegada, posponiendo otra celebración abierta más adelante.
Otra de las medidas acordadas fue la de mantener abiertas las iglesias para la oración personal de los fieles, en el horario que sus responsables consideren oportuno, para que “como signo de esperanza, estén a disposición de los fieles y puedan ir a rezar particularmente y vivir desde la fe estos momentos difíciles”.
Finalmente, el Arzobispado de Burgos suspende también las procesiones de Semana Santa acogiendo las orientaciones dadas por la Conferencia Episcopal. “Vivamos esta situación con enorme esperanza y caridad: los pastores, desde la creatividad pastoral que lleve a estar cerca de las necesidades de nuestra gente, especialmente de los más vulnerables y frágiles, con el auxilio de la oración, los sacramentos y la Palabra; los fieles, desde la caridad y la cercanía, construyendo juntos el bien común que beneficia a todos y cada uno”, concluyeron.