Antes de que la despoblación comenzara a afectar gravemente a pueblos de la comarca de Pinares Burgos-Soria, la vida en esta zona estaba marcada por una intensa actividad social, económica y cultural que giraba en torno a la agricultura, la ganadería y, sobre todo, a la explotación forestal, debido a la abundancia de masas de pinos. La vida en los pueblos de Pinares era comunitaria, autosuficiente y profundamente conectada con el entorno natural. Las fiestas locales, las romerías y las ferias eran momentos de gran relevancia social. Los vecinos se reunían para celebrar, intercambiar productos y fortalecer los lazos sociales. Las festividades religiosas, como las patronales, eran eventos centrales en la vida de los pueblos, y todos los habitantes participaban en su organización y celebración.
En los años 50 llegó el éxodo rural, responsable de dejar a muchos de los pueblos de pinares con una población muy reducida, especialmente fuera de la temporada estival. Como resultado, durante el otoño e invierno, solo quedan en los pueblos unos pocos habitantes, generalmente personas mayores. Durante el verano, se experimenta un aumento significativo de población debido a la llegada de emigrantes que retornan temporalmente para las vacaciones. Como respuesta ante este incremento estacional de la población, en algunas localidades como la de Vilviestre del Pinar, se decidió en los 70, que las fiestas patronales, celebradas en septiembre, se pasarían al primer fin de semana de agosto. El objetivo que se tenía por aquel entonces era que se asegurase una mayor asistencia y participación por parte de vecinos, hijos del pueblo y forasteros. Además de evitar el otoño, con un clima poco favorable para la realización de este tipo de festejos.
Aunque cambiar la fecha de las fiestas puede parecer un sacrificio de la tradición, en muchos casos, es la única manera de mantener viva la celebración. Sin embargo, conservar las celebraciones invernales es crucial por diversas razones culturales, sociales y económicas. Por eso, la Asociación de Mujeres Rurales, desde hace unos años, tiene marcado en el calendario el día 8 de septiembre, el verdadero día de la Virgen del Torrejón. Este año organizarán de nuevo la tradicional partida de brisca a las 18:00h con la recompensa de una sarta de chorizo para la pareja ganadora. A continuación, el frontón viejo se llenará de música, juegos, comida, bebida y buen ambiente hasta las 21:00h.