La Cabaña Real de Carreteros nunca deja de sorprender. Su afán por llevar a cabo proyectos que desarrollen esta comarca les ha llevado ahora a la creación de un huerto escuela para el que se pretende incluso llegar ser un lugar de producción ecológica cuyos vegetales y hortalizas puedan llegar los mercados de la comarca.
Una parcela de más de media hectárea, -cedida por sus dueños de forma desinteresada-, es el lugar donde se está desarrollando este proyecto. En un principio, se va a labrar la mitad del terreno y se pretenden realizar ensayos con nuevas especies, además de ser un lugar donde los escolares puedan tener un lugar para aprender de primera mano el mundo de la producción de hortalizas ecológicas.
“El objetivo es transmitir la idea de que en los pueblos se pueda producir en su totalidad lo que consumimos, algo que además puede genera empleo”, señala Antonio Martín Chicote, Presidente de la Real Cabaña de Carreteros.
Entre otros recientes proyectos, la Cabaña Real de Carreteros también se encuentra a día de hoy ultimando los trabajos de reconstrucción de las vigas que se quitaron durante la rehabilitación del Hospital de la Concepción de Burgos, un edificio construido en el siglo XVI. Se trata de una madera que puede rondar perfectamente los 500 años de historia y que ahora se comenzará a trabajar para estudiar su datación exacta.
RECONSTRUCCIÓN DE LA NAVE DE GÁLVEZ.La Cabaña Real de Carreteros colaboró hace un par de meses en la reconstrucción de la réplica del Galveztown, la nave con la que el brigadier Bernardo de Gálvez tomó la bahía de Pensacola (Florida) durante la guerra de la independencia de los Estados Unidos, en una acción que se consideró decisiva para el triunfo norteamericano.
Tres integrantes de la Cabaña Real de Carreteros, entre ellos el presidente Antonio Martín Chicote, junto a Jacinto y Chelio, viajaron a tierras malagueñas para conocer de primera mano los trabajos de esta reconstrucción con pez quintanara y enseñarles el modo de la extracción de la pez al estilo pinariego, ya que ellos cuentan con hornos de características muy diferentes a las de esta zona.
La pez de Quintanar hace siglos hizo que éste llegase a ser uno de los pueblos más importantes de España en la producción de este tesoro negro que se conseguía a través de los hornos o, lo que es lo mismo, construcciones de piedra que permitían obtener un producto valoradísimo en el resto del país: un aceite viscoso y negro, una especie de alquitrán adquirido de quemar a lo largo de varios días seguidos las raíces de los pinos, también conocidas como ‘toconas’, que se utilizaba para impermeabilizar la madera de los barcos, hacer botas o pellejos, entre otras muchas cosas.