13 de febrero de 2021, 14:15
Aunque se desconoce a ciencia cierta el origen de esta tradición tan singular, se sabe que la Ronda Popular lleva celebrándose desde hace más de un siglo.
Es un ritual en el que la música y los mozos del pueblo son los protagonistas, junto a los encargados de organizar el evento: los mayorales (dos mozos de 28 años elegidos por sus antecesores) y los motriles, los quintos que cumplen los 18 años.
Esta ronda sale a la calle en Duruelo de la Sierra hasta en dos ocasiones al año: una de ellas en el mes de febrero en Carnaval y otra en las fiestas del mes de julio, en Santa Marina.
Desde el Consistorio se trabaja en ampliar aún más estos documentos para hacer ver a la administración correspondiente de la Junta de Castilla y León la verdadera razón por la que esta fiesta durolense se merece este reconocimiento.
“La Ronda Popular es una fiesta con mucha historia y con muchas características muy peculiares que la hacen única en la región”, señala el alcalde Alberto Abad, puntualizando que “en la memoria se presentará la ronda, junto a la celebración de Santa Marina, como un todo para que esta fiesta en sí sea declarada de Interés Turístico Regional”.
SIN RONDA ESTE AÑO
La Ronda Popular no podrá celebrarse este año durante el Carnaval como consecuencia de la situación sanitaria actual. Pero a la espera de tiempos mejores, en la memoria quedan sus particularidades que no dejan indiferente a nadie: los durolenses forman una agrupación de más de un centenar de mozos y recorren las calles de la localidad encabezados por la comitiva de músicos, todos ellos de la población.
Todos juntos salen siempre desde la Plaza de la Carta Puebla, en torno a las dos y media de la tarde, y durante cerca de una hora se recorren las principales calles del municipio entonando cancioncillas populares, la mayoría de creación durolense en las que se nombran hechos acontecidos en el propio pueblo, un detalle que aún añade valor a esta fiesta.
Pero lo realmente sorprendente es que los mozos no pueden salir de este grupo, y si lo hacen corren el riesgo de que los Mayorales y los Motriles les ‘castiguen’ con un varazo o un cintazo respectivamente, lo que provoca que se produzcan impresionantes carreras por las calles de esta población. Tradiciones que proceden de muchos años atrás, que no se pierden y que han aprendido a convivir con las fiestas en pleno Siglo XXI.
EL AJO CARRETERO
Tras la Ronda Popular, los mozos de la localidad se solían juntar, antes de la Covid-19, para comer en el salón del Ayuntamiento donde disfrutaban del tradicional ‘Ajo Carretero’ que desde primera hora de la mañana estaba cocinándose el refugio del frontón de la plaza.
Este plato es tan protagonista como la propia ronda y se elabora, como bien es sabido en la mayoría de los pueblos de esta comarca, a base de carne como ingrediente principal -de oveja machorra preferiblemente, aunque también puede ser de cordero-, que se guisa en un gran caldero acompañada de tomates, cebollas, pimientos y por supuesto varias cabezas de ajos, el toque que no puede faltar en esta receta. Todo ello se echa en crudo y se cubre de agua sazonado con su toque de picante y pimentón. Tras varias horas al fuego de la leña, el plato estará listo para servirse, algo que también requiere de una pequeñas directrices ya que se debe servir por separado: primero se come la carne y después las sopas, regadas con panes de hogaza del día anterior.
Por la tarde, los niños y niñas de Duruelo pedían la ‘Vaca Flaca’ o, lo que es lo mismo, el aguinaldo por las casas con cuyos víveres se celebraba una merienda esa misma tarde y también en la jornada del sábado siguiente con la celebración de ‘Piñata’.
La jornada del martes de Carnaval se completaba por la tarde con disfraces infantiles y baile con la orquesta en el salón del Ayuntamiento.
DATOS CURIOSOS:
La aparición de la rondalla viene ligada a los instrumentos de cuerda (guitarras, laudes y bandurrias) y aunque se cree que pudo ser antes, los mayores de la localidad comentan que las primeras apariciones de esta formación datan de principios de 1900. Las tonadillas, coplas y canciones tienen como origen las jotas aragonesas y las jotas segovianas que algún vecino de Duruelo aprendió en alguno de sus viajes y acabó enseñando a los amigos. Las letras van cargadas de humor y sarcasmo sobre los hechos y las personas de la localidad. Y de la Ronda como tal, muchas son las leyendas y versiones sobre la aparición de esta, pero los Mayorales más antiguos, comentan que sus antepasados siempre les mencionaron que esta tradición comenzó una vez que en Santa Marina, un pequeño grupo de mozos después de comer y tras tomar unos cuantos tragos, robaron la cuba de vino y regresaron al pueblo
en cuadrilla cantando y dedicando de forma espontánea e irónica las primeras coplas a las mozas y a los vecinos más peculiares de la localidad.