Afortunadamente, en San Leonardo de Yagüe se cuenta con un amplio grupo de gente que garantiza la pingada, “incluso si el día 1 coincide con una jornada fuera del fin de semana”. Esto es una garantía de continuidad de la tradición, aunque Fernando ve con preocupación el hecho de que cada vez la gente más joven conozca menos el monte, sus trabajos, la madera…
“Para mí es el mejor día del año, con diferencia al segundo, todos somos una piña”, afirma Fernando, quien piensa que “es bonito ver como se junta todo el mundo, y aunque entre algunos no se lleven bien, allí están unos con otros pelando patatas o empujando al pino”.
En los días previos al 1 de mayo, el grupo organizador acude al monte a buscar el pino que se va a pingar en la céntrica ‘Cuesta del Mayo’. “A veces hay un poco de polémica, sobre si éste o el otro”, afirma el vecino nacido a principios de los ochenta, quien teme que llegue un momento “con tantas cortas ‘a matarrasa’ que nos quedemos sin pinos para levantar en estas fechas”.
El pino se trae del monte con la ayuda de los bueyes, y se descarga en La Cuesta del Mayo, frente a la iglesia parroquial. Los participantes se sientan en hilera junto al pino, conformando una de las imágenes más emotivas. El pino se levanta a pulso del suelo, y tijeras de madera y cuerdas van ayudan a hacer realidad la pingada, que culmina con una gran ovación del respetable.
Aunque Nacho lleva la dirección de los grupos que empujan desde las diferentes ‘tijeras de madera?’ “yo intento colaborar y les digo esto o lo otro para que vayan coordinados”. Atrás, en el pozo están Mariano y José Antonio “que tienen otra visión de cómo se va levantando el pino”.
El rito es todo un espectáculo en San Leonardo, y la gente se concentra detrás de las vallas, siguiendo el levantamiento del pino a cada paso, con exclamaciones en los movimientos más arriesgados y continuas muestras de apoyo a los artífices de la fiesta.
“A veces hay cuadrillas que tienen muy dura la cabeza”, afirma Fernando, quien recuerda que generalmente los integrantes de un grupo de amigos se hacen con una de las partes de la tijera. Sin embargo, cree que la gente responde muy bien a las órdenes para buscar un levantamiento coordinado “también nos ayuda mucho la disposición en cuesta y el pozo en el que el pino queda encajado”.
“A ver si al año que viene podemos ya pingar el Pino”, dice el colaborador con este rito tan propio de la zona de Pinares, quien quiere pensar que la tradición se va a seguir manteniendo, ya que está muy arraigada, y la gente disfruta mucho en este día. No obstante cree que hay que seguir haciendo las cosas bien, con pinos de envergadura y gran colaboración vecinal.