El administrador apostólico y durante cinco años arzobispo de Burgos, Fidel Herráez, se despidió hoy de la ciudad poniendo en la valor la diócesis burgalesa y recordando los años que ha permanecido a su servicio. “Os seguiré queriendo y sirviendo desde el silencio y el anonimato. Voy a seguir latiendo y palpitando en el corazón de esta iglesia”, aseguró Herráez diciendo adiós a la Catedral de Burgos, durante el acto de apertura del Año Jubilar concedido por el papa Francisco con motivo del VIII Centenario del templo.
La Catedral de Burgos ha sido sede este sábado 7 de noviembre del acto de apertura del Año Santo con motivo de los ochocientos años de la colocación de su primera piedra. Este evento, contó con la presencia de autoridades burgalesas, que no quisieron perderse tan notable acontecimiento para la ciudad de Burgos, así como la despedida del que durante cinco años ha sido Arzobispo de Burgos, Fidel Herráez.
Asimismo, la diócesis burgalesa quiso también despedirse de Fidel Herráez, a través de unas palabras que pronunció el vicario general, Fernando Cadiñanos, a través de las cuales agradeció al obispo su trabajo. “Incontables han sido los procesos que ha compartido y avivado, ha penetrado hondamente en los corazones de los burgaleses, de los de prácticamente toda nuestra sociedad, con su estilo sencillo y humano”, destacó. Como despedida fue obsequiado además con un libro sobre la Catedral, y lamentaron que cuando la Efemérides celebre su 800 aniversario el 20 de julio de 2021, ya no será Arzobispo de Burgos.
Con motivo de su despedida, Herráez quiso también dirigir su última carta pastoral a los burgaleses, titulada ‘Sois templo de Dios’ y que se repartió entre los asistentes al acto. En ella animaba al Pueblo de Dios que peregrina en Burgos a “volver la mirada a Dios para mirar las cosas como solo él las mira”, así como a “recuperar el proyecto divino sobre la creación” y a “transformar el corazón humano y las relaciones sociales”. Elementos que asegura que son clave y sobre los que debe girar el Año Santo de las celebraciones del VIII Centenario de la Catedral.
En esta última carta pastoral, el hasta ahora arzobispo de Burgos, se despide “externamente” de la iglesia de Burgos, a la que denomina como su “querida esposa”, y agradece a Dios que le encomendó este ministerio, así como a todas las personas con las que ha compartido esta labor. Asimismo reconoció “sus propias limitaciones y errores que haya podido cometer”, seguro de que “el perdón está garantizado por parte de Dios”, deseando que se sumen a él los burgaleses.
Por último afirmó que la llegada del nuevo arzobispo Mario Iceta, es una “regalo maravilloso” que hace la Iglesia a Burgos, así como la diócesis lo será para el nuevo obispo. “Os he querido, os sigo queriendo y con la ayuda de Dios os querré siempre”, finalizó.