La industria de la piedra atraviesa un momento delicado, si hacemos una previsión optimista, y catastrófica, si lo acabamos de ver todo negro. Empresas de la comarca integradas en el sector desde hace años se adaptan como pueden a las nuevas condiciones del mercado afectados por la caída de la construcción y por la restructuración de la industria.
El golpe está siendo mayor por la importante inversión acometida por las empresas en anteriores décadas que ha dejado unas instalaciones modernas y amplias, con la última tecnología y con vistas a la continuidad para el crecimiento futuro.
La consecuencia inmediata del descenso de la producción ha sido la pérdida de puestos de trabajo, que ha afectado a más de un centenar de personas en la comarca. Algunas instalaciones ya no tienen actividad, como Areniscas de Canicosa, “cuando hemos llegado a tener a doce personas trabajando”, según explica Tiberio Rodríguez, uno de los socios propietarios de la industria para quien “no hay perspectivas de cambio” a pesar de que “metimos mucho dinero y no sé si vamos a poder recuperar las pérdidas”.
En Areniscas de los Pinares ha habido un cambio total en la empresa propietaria, tras la adquisición por parte de la firma mexicana Consejeros y Servicios Externos (CSE) en 2013. Ha cambiado la dirección, administración y organización y organización, con el mantenimiento de una veintena de puestos de trabajo, 16 de ellos en Vilviestre.
La nueva etapa de la industria ubicada en Vilviestre mira a la exportación, con una apuesta por la internacionalización del producto, sin dejar de investigar en los laboratorios. El I+D+I se hace prioritario para la nueva dirección en los únicos laboratorios acreditados en la actualidad en Castilla y León en el sector de la piedra.
Las empresas de la zona dedicadas al trabajo de la piedra creen que a la voraz competencia que se ha adueñado del sector hace necesaria la adopción de medidas para que las empresas de aquí puedan tener su hueco en el mercado.
Desde Areniscas de Los Pinares, en Vilviestre, se habla de “falta de apoyo por parte de la administración regional, para unas industrias que no tienen reducción de tasas para poder ser competitivas”, ante un sector dañado de forma directa e importante por la caída del sector de la construcción. “No se están portando con nosotros como deberían”, manifiesta un empresario de Palacios.
Los empresarios de la comarca coinciden en que el descenso de los precios hace más inviable el mantenimiento de las empresas. “Parece que este trimestre vamos un poco mejor”, dice un empresario de la zona quien mantiene que “el problema no está solucionado y lo estamos pasando muy mal”.
Las entidades financieras no aportan facilidades a unas industrias que, en general, atraviesan por un periodo difícil. “A esto se suma que hay casas para varias generaciones”, apunta Tiberio Rodríguez, desde Areniscas de Canicosa.
Los emprendedores del sector hacen un llamamiento a los Ayuntamientos de la comarca que tienen en sus términos las canteras para la extradición de la piedra. “Tienen que tener en cuenta lo que cuesta hoy en día mantener los puestos de trabajo y son familias que viven en la zona”, comenta Teófilo Juanes, de Palacios de la Sierra.
Las instalaciones de mayores dimensiones en la zona se concentran en los polígonos de Palacios, Vilviestre, Salas de los Infantes y Quintanar de la Sierra. Las iniciativas del sector han abierto también instalaciones en las últimas décadas en Abejar, Covaleda, Hontoria del Pinar y Canicosa de la Sierra. En Espejón se ha reabierto la explotación de la cantera de mármol, aunque las instalaciones de la fábrica permanecen inactivas.
“Cuando la situación va bien, cobramos la nómina, si no aguantamos”
Si en el sector del mueble hay empresas que están soportando la coyuntura actual por su estructura cooperativista, y en la que los socios están dispuestos a no cobrar algunos meses para que las instalaciones sigan abiertas, en la piedra este peso descansa en el núcleo familiar.
En Areniscas Juanes e Hijos S.L., tres hermanos trabajan en el polígono de Palacios. “Cuando la situación va bien cobramos la nómina, si no aguantamos”, comenta Teófilo, quien califica de “difícil” la situación actual y, no cree que los índices de recuperación de los que se habla a nivel nacional estén alcanzando al sector.
“Nos tenemos que ajustar el máximo posible”, afirma el empresario, para quien, como ocurre con otros industriales de la zona, no hay sábados libres y se invierten muchas horas de trabajo.