“Estudie Ciencias Empresariales en Burgos y terminé en León la licenciatura. Volví al pueblo y comencé a buscar trabajo. Fue justo entonces cuando surgió la oportunidad de trabajar en ASPANIAS. Me di cuenta de que me gustaba así fue como comencé. Nuestro día arranca llegando al centro. Tenemos una plantilla y un horario semanal con programas y grupos establecidos. Seguimos ese plan y a veces nos adaptamos si hay un cambio en cada momento. Yo llevo más las habilidades manipulativas con trabajos en el taller haciendo reciclaje y mantenimiento con los chicos. Cojo lógicamente el grupo que me toca.
Se suele empezar con una asamblea de todos para situarles y explicarles en qué día estamos y qué es lo que se va a hacer. Así ellos pueden situarse, expresarse y nos cuentan también todo lo que han hecho durante el fin de semana. Es una manera de que puedan construirse su esquema mental acerca de las actividades que van a tener lugar, y por otro lado, de forma transversal se trabajan distintos temas de salud, actualidad, cultura, etc... Yo soy de Salas, vivo aquí y veo claramente la inclusión en la comarca de los chicos. Creo que la sociedad ha evolucionado bastante y afortunadamente ya no se les ve como diferentes porque al final todos tenemos capacidades diversas. Unos días estamos mejor y otros peor o con menos ganas y al final todos necesitamos apoyos y eso es precisamente lo que hacemos aquí, apoyarles para que puedan tener una vida totalmente normal. En Salas de los Infantes la gente les trata con un cariño inmenso y en este sentido están muy bien”, explica Luis Andrés.
Laura Rica es de León pero el pueblo de su familia es Arauzo de Miel. Estudio Cinematografía en Madrid y después Pedagogía en Oviedo. “Hice el voluntariado con chicos en riesgo de exclusión en León y tras hacer prácticas en diversos sitios, decidí hacer prácticas voluntarias en ASPANIAS en Salas de los Infantes, para acercarme al ámbito de la discapacidad y conocer lo que es vivir en mi pueblo. Del Centro de Día pasé a residencia a atención directa. Empecé siendo coordinadora y actualmente soy directora de la residencia, del Centro Ocupacional y de la Unidad Asistencial. Por las mañanas cuando llego al centro lo primero que hago es ver los partes para analizar si ha ocurrido algo significativo.
Atiendo a las familias y gestiono todas las áreas que implican el funcionamiento del centro: personal, intervenciones, programas, atención a las familias, necesidades, ya sean personales o de la estructura del centro, y la salud. Las asambleas son muy importantes para ellos porque se sienten escuchados. Es el momento en el que más trabajamos la parte emocional y la memoria. Que se puedan expresar es esencial para ellos y es una manera de trabajar la inteligencia emocional o la parte cognitiva. Los programas están centrados en las personas y en el Centro de Día se trabajan programas de musicoterapia, terapia asistida con perro, nuevas tecnologías, estimulación cognitiva, laborterapia, accesibilidad cognitiva, salud, etc. La vida en residencia está más centrada en lo que es su “casa”, el autocuidado, la convencía, el ocio, etc.
La verdad es que con los años todo ha ido mejorando y tanto en Salas de los Infantes como en la comarca, sus vecinos les tratan como a uno más. Les quieren, les aceptan y cuidan de ellos. Es un trabajo que tiene bastante implicación emocional, por ello un apoyo son los compañeros y sobre todo, las personas de mi entorno más personal (gracias), a veces te llevas el trabajo a casa, tanto las alegrías y las cosas positivas, que son muchas, como aquellos momentos más complicados. Trabajamos con personas a las que apreciamos y a veces es inevitable. En la actualidad la residencia tiene sus 48 plazas ocupadas. En el centro de Día todavía quedan alguna plaza de las 54 de las que dispone en la actualidad. La verdad es que soy muy feliz aquí y tengo la suerte de tener un gran equipo que es realmente diverso y sobre todo, tener la oportunidad de poder vivir en el pueblo”, finaliza Laura Rica.
