
El pintor Maximino Peña, natural de Salduero, ya tiene su placa conmemorativa en Madrid, en recuerdo al lugar donde vivió y donde tuvo su estudio artístico, ubicada en la Calle del Arenal de la capital, muy cerca de la conocida Puerta del Sol.
Su familia, ha sido la encargada de solicitar la instalación de este reconocimiento, un proceso tedioso que se alarga desde el año 2018. Su bisnieto, Jorge Peña, nos contaba que una vez los solicitaron al Ayuntamiento de Madrid, este pasó al departamento de Cultura para su estudio, sin embargo, asegura que "si no estás un poco vivo, lo llevan a estudio y se queda en el olvido". Con mucha ilusión y orgullo lo han conseguido, estando representado desde el pasado mes de febrero.
Además, en el propio ayuntamiento de la ciudad existe una página web con el Plan de Memoria Histórica, en la que realizan diferentes rutas por las diversas placas conmemorativas instaladas en la ciudad. De esta forma, y según nos ha asegurado Jorge, pronto la incluirán dentro de la ruta de los pintores de su época.

AMPLIA TRAYECTORIA
Y es que Maximino nació en Salduero en 1863, estando a caballo entre los siglos XIX y XX. Destacó principalmente en la pintura al pastel, una técnica pictórica del grupo de las llamadas técnicas secas, que no utiliza ningún disolvente y se aplica directamente sobre la superficie de trabajo, a diferencia de la pintura al óleo o la acuarela.
Se trata de una técnica rápida, fácil de corregir y muy apropiada para bocetos, apuntes o pruebas de color, además es fácil de trabajar con ella tanto por su opacidad, como a la hora de aplicarlo sobre una superficie.
A los 13 años se trasladó a Argentina y allí comenzó a acudir al taller del pintor Blanco Aguirre, quien le recomendó ingresar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.
A partir del año 1885 continuó su formación en Roma, allí acudía habitualmente a los talleres de pintores de renombre, como Muñoz Degrain, Moreno Carbonero, José Benlliure y Joaquín Sorolla, con el que entabló una gran amistad durante toda su vida. Desde Roma envió el cuadro 'Carta del hijo ausente' a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887, y obtuvo una medalla de tercera clase.
A su regreso a Madrid, Casto Plasencia le invitó a participar en la decoración de la basílica de San Francisco el Grande y en las actividades del Círculo de Bellas Artes, y llegó a formar parte de la Junta Directiva. A partir de entonces los encargos aumentaron y las recompensas en las Exposiciones Nacionales también, logrando así la medalla de primera clase con Cabeza de labriego en 1912.

Su producción fue amplísima, destacando en la utilización del pastel, en los paisajes del natural, apuntes y temas costumbristas.
SALDUERO COMO INSPIRACIÓN
Jorge nos hablaba de los recuerdos de su bisabuelo, que vienen principalmente de su abuelo, hijo de Maximino. Caracterizado por ser una persona muy dotada para la pintura, además de destacar por su humildad y bondad, siendo los motivos por los que su nombre no ha tenido más repercusión, según su bisnieto, y es que en el mundo del arte "hay que darse mucho autobombo y él era de estar en un segundo plano".
Su hijo fue el encargado de habilitar la casa de Salduero que, aunque es una casa particular, ha sido ideada para mostrar algunos de los cuadros del artista a todo aquel que pase por allí y esté interesado en su obra.
Y es que, los cuadros más destacados del pintor tienen que ver con la vida rural y principalmente con Salduero, que siempre fue un referente para él, lugar donde pasaba tiempo todos los años.

Es por ello que la familia quiso dejar claro desde el principio que, en la instalación de esta placa, debía especificarse que el pintor era soriano, siendo un orgullo para todos y un punto de visita en la capital para todos los vecinos.
Además de esta placa conmemorativa en la ciudad de Madrid, existen otros reconocimientos, como en la ciudad de Soria, en Almazán y en su natal Salduero, en las que existen calles con su nombre.