María Madrigal Ureta, de Canicosa de la Sierra, descubrió lo que muchos de nosotros no encontramos nunca, una pasión, que en su caso es el queso. Desde los 18 años, ha trabajado sin descanso para desarrollar y potenciar su sueño, tener su propia quesería artesanal. Estuvo trabajando y aprendiendo en París con Laurent Dubois que es uno de los mejores maestros queseros de Francia. Tras sus andaduras por la capital francesa, decidió volverse a Canicosa, a su hogar, pero su maestro la consiguió un trabajo en la frontera, en el valle de Aspe.
Allí conoció a su actual pareja, Moncef, un pastor asalariado con quien la conexión fue instantánea, motivada principalmente por los trabajos de cada uno, el pastoreo y el queso. Tras conocerse, decidieron arrancar el proyecto de tener su propia quesería, instalándose en la granja de un hombre que tenía pensado jubilarse y ceder su explotación a los tres años. En la granja de aquel hombre, aislada en la montaña, aprendieron a segar a mano, a hacer este tipo de elaboración tan tradicional, tan a la antigua y fue entonces cuando tuvieron a sus primeras 15 cabras. Sin embargo, el sueño se truncó, ya que cuando el dueño de la cabaña tenía que jubilarse, decidió echarse atrás, por lo que la pareja tuvo que recoger sus cabras y sus equipajes y comenzar de nuevo la aventura.
Estuvieron buscando un terreno donde asentarse con su rebaño pero con la pandemia del COVID los precios de los alquileres se disparaon, y tras coversaciones con la Cámara de Agricultura, su proyecto de una granja artesanal y con pequeñas producciones hizo que les rechazasen el crédito que necesitaban. Pero la pareja no se rindió y la idea de asentarse en Canicosa se asentó en la mente de María.
Tras visitar a su familia en otoñó, como hacía todos los años recibió la mejores de la noticias, un amigo de su abuelo les vendía su nave, pudiendo así comenzar su negocio. Desde esta noticia, que fue hace un año, la pareja ha comenzado con todos los trámites burocráticos y se instalaron definitivamente en Canicosa hace una semana, donde se han sentido muy acogidos por los vecinos. Ahora, cuenta a TVP, la idea es comenzar con la producción de queso en marzo y abril y arrancar con la venta de las primera unidades en verano.
Paralelamente, se ha puesto en marcha un crowdfunding con el que pretenden recaudar 37.000 euros, que estiman que son los gastos de la quesería. Para todo aquel que quiera colaborar, lo pueden hacer a través del enlace 'www.gofundme.com/f/ quesos-ureta'. Actualmente, la pareja cuenta con cerca de 100 cabras, 93 para ser exactos, de la raza poitevine, que son tanto lecheras como rústicas. Asi, María, espera cumplir el sueño de su difundo abuelo, Bene Ureta, que hacía cuajo en Canicosa y a quien una enfermedad no le permitió cumplir el sueño de tener su propia quesería artesanal.