No se pudo hacer la pingada en el mes de mayo, cuando el problema de la pandemia desaconsejaba riesgos por el temor a contagios por la covid-19, y se ha querido ejecutar dos meses después, con el avance de la vacunación y una situación algo más tranquila.
En Molinos de Duero la jornada del sábado fue completa. `Por la mañana y mediodía, con la traída y bajada del pino desde el monte y pingada; y por la tarde, con la inauguración y puesta de largo de la exposición 'Capas y Mantones', de la Colección Pedro Delgado en la Casa de Cultura.
La traída del pino se realizó con el carro y los bueyes, como se viene haciendo en la población. Para la pingada, como todos los años, se utilizaron las varas de madera y las cuerdas y, con menos público que otras veces, se pudo levantar el pino de grandes dimensiones.
"No hemos querido publicitar el evento para evitar aglomeraciones", comenta el alcalde, Miguel Bonilla, quien ya anunciaba el pasado mes de mayo la intención de revivir este año la tradición en fechas posteriores a la habitual.
Desde la organización, también barajaron la posibilidad de ubicar una barra para servicio de bebidas al aire libre, propuesta descartada para evitar posibles riesgos ante la covid-19.
Ya por la tarde, el escenario se trasladó a a Casa de Cultura de Molinos de Duero con la puesta de larga de la exposición 'Capas y Mantones', con singulares prendas de la Colección Pedro Delgado, promotor del Museo La Gamella en Navaleno.
La muestra supone una acertada y minuciosa selección de capas y mantones que han recopilado, y en buena parte restaurado, tras las donaciones de distintas familias en pueblos de la zona.