De todos es sabido la afición taurina de Huerta de Rey y memorable es la feria taurina que todos los años se celebra en las Fiestas del Rosario. No en vano se tiene constancia de novilladas desde el siglo XIX en lo que se llamaba La Herrén y su plaza de toros cuenta con más de cien años. Además hay que recordar que la saga de los Jarocho han llevado y llevan el nombre de Huerta de Rey por todos los rincones de España.
No es de extrañar que aquí se montase un museo taurino, pero lo más curioso es que el museo no lo ha montado el ayuntamiento, lo ha montado un particular, un gran aficionado a los toros y un apasionado de su pueblo. Su nombre José Rica, Coki para los amigos. Desde hace algún tiempo, en un espacio habilitado para ello, ha ido montando un pequeño museo, pero grande en recuerdos de su vida taurina.
Él me cuenta su pasión por los toros desde niño, siguiendo a las figuras del momento, acompañando a Jarocho desde sus comienzos; y de cómo un día se presentó en su casa un niño de 14 años de nombre Joselito y de apellido Adame, en el cual vio el destello del hambre por ser torero.
Y de eso se compone este museo, de recuerdos, de vivencias en muchas plazas, de amistades con gente del toro, con colecciones taurinas, con obras de arte taurinas, y sobre todo Adame, porque Adame es buena parte de este museo. En él vemos fotografías del niño torero, sus primeros trajes de luces, los trajes que han dado la vuelta al ruedo con las orejas y el rabo del toro. Trofeos y premios ganados por el diestro mejicano que ahora reposan en las virinas de Coki, cabezas de astados matados por el torero y que ahora cuelgan de las paredes de este museo.
Imágenes y objetos que a Coki le traen muchos recuerdos, y la pasión con que te cuenta cada uno de ellos te traspasa su emoción. Es el Museo de las Heras, como la placa a la entrada indica, pero es el museo Coki, aunque él dice que es el museo de todos, que él lo ha montado para ser visitado por todos los amantes de la tauromaquia, que invita a todo aquel que quiera verlo.
Coki vive en Madrid pero siempre que puede se acerca a Huerta de Rey, y no es difícil encontrarle. Uno no se arrepiente de ver este museo ni de las explicaciones de su mentor.
TEXTO: Vicente Vivancos