Romualdo Pino Rojo fue, ante todo, un buen hombre. De corazón alegre y carácter abierto y agradable, Romualdo fue toda su vida una persona cercana, honesta y sencilla. Considerado un gran conversador, Romualdo siempre tuvo un amor incondicional por su pueblo Salas de los Infantes y por su maravillosa comarca de la Sierra de la Demanda. Sus padres el “tío Pino” y la “Alfonsa” fueron dos instituciones en la ciudad del Arlanza que le inculcaron el valores tan importantes como el sacrificio y la constancia para lograr todas las metas en la vida. Sus padres además le enseñaron que la familia era el gran pilar y el sentido de la existencia. De ahí que el inculcara a sus hijos Javi, José y Pili su amor por valores tan auténticos como la bondad, la sinceridad, la empatía, el amor, la paciencia, la gratitud, el perdón o la humildad.
Romualdo Pino Rojo presidió la corporación municipal entre 1983 1999 teniendo el gran privilegio de ser el alcalde que más tiempo ha permanecido durante el actual periodo democrático. Durante su mandato, Salas de los Infantes vio nacer algunos de los grandes proyectos sociales, culturales y económicos que todavía llegan a nuestras vidas. Romualdo fue junto a Ramón Benito y otros aficionados al fútbol quien impulso el Club Polideportivo Salas en los años sesenta. Romualdo además siempre vivió con enorme intensidad las fiestas de la ciudad milenaria en honor a Nuestra Señora y San Roque. Le gustaba disfrutar junto a mayores y niños de todos los actos de las mismas, siendo el día de las peñas de en la chopera uno de los momentos en los que vivía los festejos con mayor intensidad.
Durante los últimos dos meses su salud se resintió, pero eso no le impidió seguir dando sus paseos por su amado pueblo haciendo sus rondas y teniendo sus maravillosas e inolvidables conversaciones con todos los vecinos de su pueblo. León Tolstoi, el gran escritor ruso solía decir que la muerte en sí misma sólo es un cambio de misión. Allí donde estés seguro que seguirás guiando las vidas de aquellos que tanto de quisieron y tanto te siguen queriendo Romualdo Pino Rojo. (Descansa en Paz)