Héctor y Francisco, dos hermanos de Covaleda, decidieron hace ya unos años embarcarse en la maravillosa aventura de crear un espacio único, original y mágico en Pinares dedicado exclusivamente a la restauración de muebles que son auténticas obras de arte. Todo surgió de una idea única con la cual podrían resucitar del olvido, el ostracismo y el abandono “piezas” que con el paso del tiempo han ido dejando de contar con nuestra atención para pasar a ser un mero trasto más escondido y abandonado en un desván. Sus “productos” siempre han brillado por su autenticidad y sobre todo por su toque de autor. Muebles que son, se podría decir así, cuadros en los que por supuesto no se usa un lienzo y sí un armario, una silla, una mesa o una mesilla que muchas veces han sido abandonados en un rincón de algún lugar perdido cayendo en el olvido y la soledad. Sus diseños muchas veces van mucho más allá y se extienden a las antiguas sillas que recuperan con telas únicas y exclusivas pasan el charco desde los Estados Unidos. Telas que son casi siempre de diseñadores profesionales, algunos de gran reconocimiento, y que es imposible encontrarlas en España. Telas acordes a los nuevos tiempos que priman por su colorido y por su originalidad.
Juan Mons Revilla, murió el pasado 12 de junio. Nació en 1947 y desarrolló en la provincia de Burgos gran parte de su carrera como Psiquiatra. Por su consulta de la calle Santander en Burgos pasaron durante toda su trayectoria cientos de pacientes y al final amigos a los que trataba de una forma muy personal acercándose a su alma desde la parte médica y también desde la parte más espiritual. Durante toda su vida compagino su carrera con la pintura a la que le dio un toque muy diferente y sobre todo personal. La pintura fue sin duda el gran amor de su vida. Un amor que le fue fiel y que le acompañó siempre en los mejores y en los peores momentos en un camino personal y profesional que no siempre fue fácil. “Pinto todo lo que me da la gana” decía en muchas entrevistas. Y es que Juan Mons siempre tuvo conciencia de vivir y estar con un lápiz. Fue en los años setenta cuando comenzó a mostrar al público sus primeros trabajos ganándose una fama merecida y transitando en todo momento por sus propios caminos. Pintura y Psiquatría siempre fueron de la mano en una vida apasionante de descubrimiento personal de su camino a través del descubrimiento del camino de otros. Estudio medicina porque siendo un niño estuvo muy enfermo y siempre recordó el gran trato que le dio el médico que lo atendió.
Salarte ha querido así premiar la trayectoria de dos grandes profesionales que por desgracia ya no están entre nosotros. Su obra en este caso servirá, una vez más, para recordar a dos grandes artistas que brillaron por su valentía para descubrir nuevos mundos y otros horizontes que todavía estaban por explotar. Un regalo de navidades para todos los aquellos que deseen acudir a una exposición única por el valor de sus piezas y también por el valor de aquellos que compusieron esas maravillosas piezas y que ya no están aquí. El Abeto, emblema de la ciudad milenaria, volverá a ser un año más el lugar que acoja esta interesantísima exposición recordando que Salas de los Infantes es una apuesta continua y decidida por la cultura y por el arte en la mejor de sus expresiones.