viernes. 22.11.2024
Axterix y Obelix
Axterix y Obelix

Al final el hambre, el agotamiento y la sed terminaron por dar muerte a la heroica Numancia. Ocurrió en el año 133 a.C. El gran general Publio Escipión conquistaba la ciudad con un ejército invencible después de quince meses de asedio a sangre y fuego. Inexplicablemente, el valeroso pueblo celtíbero de Numancia había resistido los feroces, implacables y despiadados ataques de Roma durante 20 años. El general de generales apodado el “Africano Menor” ponía fin al sitio de la hasta entonces invicta Numancia. Había sido una guerra de desgaste que enfrentó a 2.500 valientes celtíberos contra uno de los mejores ejércitos romanos de toda la historia formado por 50.000 hombres. Numancia pasaba así a engrosar las páginas históricas de la inmortalidad. Pero ¡Ay amigos, ¡No se puede derrotar a quién no se rinde! Por eso de nuevo Numancia volvió a elevar su voz en Madrid el pasado 31 de marzo. Pero esta vez, no estuvo sola. Hasta allí viajaron uniformadas y pertrechadas tropas de toda España. De esa España vaciada que antaño tuvo voz y voto sirviendo de pilar histórico, económico e ideológico de la nación. Y volvieron los tambores, y los gritos, y las arengas, y los abrazos, y las miradas, y los aplausos y la emoción. Y los pueblos olvidados se unieron para gritarle al mundo que lucharan hasta la muerte antes que desaparecer. Numancia resurgió. Y lo hizo para exigir un pacto de estado nacional y europeo que luche contra la despoblación. Y así llegaron las elecciones generales. Una vez más. Y con ellas el circo político y mediático. El circo de los partidos políticos, de los fanáticos, de las traiciones, de los pactos con la antiEspaña. El circo de quienes nos encadenaron, abandonaron, escupieron y pisotearon para dejarnos morir de hambre. Y yo os hago una pregunta: ¿Qué es lo que vamos a hacer esta vez? ¿Lo de siempre? ¿Callar? ¿Llorar? ¿Suplicar tal vez? ¿No sería mejor luchar y recuperar el espíritu de Numancia? ¡Luchemos! ¡Hagámoslo juntos! Y batallemos donde se ganan las guerras, en el parlamento. En Madrid. En Bruselas. Y es que la victoria es más gratificante cuando ya sabes cómo es la derrota. Y es que somos 18 millones de personas en los pueblos de España. Representamos 100 diputados en el parlamento. Ciudadanos, Podemos y Vox hoy tienen voz y fuerza gracias al desencanto social. Somos más fuertes. Todavía respiramos y nuestra alma está preparada para la batalla. Creemos ya un partido político nacional. Un partido que emane de los pueblos y luche por los pueblos. ¡Diez diputados! ¡Tan sólo diez diputados! Y el fantasma del independentismo se alejaría para siempre. La España Vaciada volvería a ser la auténtica España. ¡¡Numantinos!! ¡¡No es momento de resistir!! ¡¡Es momento de atacar!! Es, amigos míos, nuestro momento.

Resistir no siempre es vencer. ¡¡Ataquemos!!