La jornada del Día de La Romería de Nuestra Señora de Revenga volvió a reunir en la pradera del Monte Comunero a vecinos de las tres villas propietarias y del resto de poblaciones pinariegas. El tiempo, soleado pero fresco con bardera en la sierra, permitió desarrollar los actos tradicionales.
Ya desde pasadas las once, a la pradera del Comunero fueron llegando vecinos de los pueblos de Canicosa de la Sierra, encargado de capitulear, Regumiel de la Sierra y Quintanar de la Sierra para, sobre las doce realizar el saludo de las cruces y pendones,. La procesión, la ceremonia eucarística amenizada por la Coral de Pinares con posterior conierto, la actuación de la Banda de Música de Quintanar y los bailes completaron la mañana, que dio paso a la comida en el paraje, en las casas de los tres pueblos o en restaurantes de estas localidades.
Este año, tampoco hubo Premio. Los representantes de los tres municipios que integran el Comunero de Revenga decidieron dejar desierto el galardón del 'Premio del Comunero'. Los representantes municipales han considerado que no hay una persona o entidad que haya destacado por un trabajo especial para el Comunero durante el último año.
En la tarde, más concurridos los chiringuitos con bares y puestos de alimentación, chucherías y atracciones diversas,- también con presencia de la Food Truck Pinares del covaledense Sergio Lafuente-, fueron escenario del paso de la charanga que amenizó las horas de fiesta. Sobre las ocho, se realizó la despedida de cruces. Ya cerca de las diez de la noche, y con un ambiente más fresquito, la mayor parte de la gente había abandonado el sitio.