La compañía ya anunciaba en sus carteles que habría teatro, cuentos, ópera, canciones, música y también poesía. Recomendaban además, por comodidad, que cada uno llevará su propia silla. La barraca itinerante cerró su temporada actuando en la residencia de Santa María y en la residencia Río Arlanza. Los actores magistrales fueron en este caso Ana, Margarita, Sesi, Sheila y Anselmo. Nos hicieron descubrir que todos y todas somos grandes poetas desde que somos bebés jugando a la poesía con el corro de la patata, la chata merenguela o el Jesusito de mi vida.
Ana, Margarita, Sesi, Sheila y Anselmo fueron los encargados de llevar a cabo esta maravillosa iniciativa.
Todas las actuaciones además fueron un rotundo éxito. El público disfrutó muchísimo de un teatro de calle alegre, optimista, inteligente, desenfadado y desafiador. En las residencias, los más mayores pudieron revivir muchos recuerdos de infancia y de juventud gracias a unas actuaciones de enorme calidad. Estas obras sirvieron también para llamar la atención sobre algunos de los rincones más bellos e históricos que tiene la ciudad milenaria.