Al mes de febrero apenas le quedan unas horas. Es tradición en multitud de pueblos de Burgos cantar las marzas. Un acto cultural y musical arraigado a través del tiempo con el que se da la bienvenida a la primavera anunciando el final del largo invierno castellano. Estamos ante una tradición que aún se conserva en pueblos como Tordueles, Mecerreyes, Doña Santos, Baños de Valdearados, Caleruega, Rabanera del Pinar, Barbadillo del Mercado, Huerta del Rey, Lerma, Belorado y decenas de pueblos más.
El Covid 19 lleva poniendo en jaque nuestras vidas desde hace ya un año. El sector de la cultura y del ocio ha sido uno de los más afectados por las restricciones. Sin embargo, en Salas de los Infantes han buscado una manera de poder celebrar las marzas cumpliendo todos los protocolos de seguridad. La biblioteca y la escuela de música de la ciudad milenaria han unido fuerzas para crear un proyecto didáctico que se pueda adaptar en los centros educativos y también en las residencias de mayores.
Estamos hablando de una tradición maravillosa que hemos conseguido recuperar con mucho esfuerzo en los últimos años. Nos hemos adaptado a la pandemia y queremos que se puedan cantar cumpliendo con todas las medidas de seguridad. Se puede hacer en los centros educativos y en las residencias y también en la calle guardando siempre las distancias. Es un proyecto didáctico para enseñar la letra y la música de nuestras marzas, las de Salas de los Infantes. Desde la biblioteca y la escuela de música queremos animar a grabar algún vídeo cantando alguna estrofa o verso. Para ello vamos a enviar un vídeo grabado por “Titi” y por mí cantado algunas estrofas o versos que les sirvan de referencia.
Esta tradición, perdida en varias generaciones, ha sido posible recuperarla gracias a la ayuda de varios salenses que se preocuparon por escribirlas y al decisivo trabajo del catedrático de etnomusicología Miguel Manzano Alonso que transcribió musicalmente estas tonadas. Tras pedir el permiso a las autoridades, se encienden las hogueras, se apagan todas las luces y los vecinos entonan sus cantos dedicados a la primavera, a la mujer, a la petición de viandas y la despedida. “Las Marzas” es una de las fiestas más antiguas que se celebran en la provincia de Burgos. Su origen se remonta al periodo romano ya que eran los cantos con los que se homenajeaba al Dios de la Agricultura.
Las marzas en Salas de los Infantes antes de la pandemia
Son también una exaltación del amor humano y de la feminidad personificada en las mozas a las que se ronda especialmente en esa noche y un canto a la mujer en general. Son tradiciones que, con un origen pagano, tienen aún vigencia en algunos pueblos y subyacen y conviven (como otras muchas tradiciones) con la cultura y civilización cristiana de esos mismos pueblos. Son tradiciones rituales muy antiguas que han pervivido en las sociedades rurales cerradas porque sintonizaban con sus intereses, deseos, inquietudes y aspiraciones, pues propiciaban a alguna divinidad para lograr la fecundidad de las cosechas y de los ganados.
Como dicen los últimos versos de las marzas “Adios todos, hasta otro año en que se repetirán” y en el que se invita en la próxima edición a toda la población salense que quiera participar en esta tradición ancestral.