“Junto a nuestras artesanías, la arquitectura tradicional, los rituales, la tradición oral y otros elementos de nuestro rico y variado patrimonio etnológico también se encuentran los juguetes. Esos antiguos cacharros que han acabado relegados a un segundo o tercer plano en la mayoría de las ocasiones, cuando no perdidos. Los juguetes han sido menospreciados por distintas razones. Más allá del objeto, se convierten en un patrimonio a proteger y difundir. Han estado presentes en todas las culturas y su valor viene definido porque nos enseñan valores, pautas y comportamientos de la sociedad del momento, explica Requena.
Todos los visitantes de la exposición cuya entrada es gratuita están quedando gratamente impresionados. Gracias a una muestra que les hizo regresar a su niñez al recordar cómo jugaban con piezas de hojalata de trenes, barcos y coches similares a los expuestos. No obstante, son una mínima parte de las que posee Juan Carlos Requena. “A diferencia del contenido de esta exposición, los juguetes no expuestos son ‘juguetes jugados’ y, por lo tanto, con las huellas que atestiguan que sirvieron para el disfrute de los niños de su época. Los de hoy no, los elementos que los forman, hojalata, piezas pequeñas, no los hacen aconsejables para el gozo de los niños que, por desgracia, deben contentarse con admirarlos a través del cristal”, explica Requena. La muestra se centra en piezas que salieron de la fábrica Juguetes PAYÁ, S.C.V.L. en Ibi (Alicante). En 1893 un hojalatero, Rafael Payá Picó empezó́ a fabricar pequeños juguetes de hojalata de forma artesanal. Esa actividad se consolida industrialmente en 1905, con la venta del negocio a tres de sus hijos, dando origen a PAYÁ Hnos., S.A., sin duda el fabricante de juguetes de hojalata más importante de España y reconocido internacionalmente. Finalmente, cesó su actividad en los primeros años del presente siglo. En la actualidad sus piezas son muy buscadas y valoradas por coleccionistas de todo el mundo .