Yo estaba seguro que esa serie de datos, inexactos y no contrastados, sólo llevaría consigo una estigmatización hacia determinadas poblaciones.
La polémica generada sobre si debemos o no 'arrimarnos' a estas localidades 'en teoría' más tocadas por el Covid-19 nos recuerda las más tristes experiencias de la historia reciente, y lejana, con la tuberculosis, la gripe española,o la peste negra.
Desde Administraciones públicas y medios de comunicación deberíamos primar más en estos momentos la capacidad de tranquilizar a la gente, fomentar la solidaridad y quitar hierro a una realidad de por sí bastante dramática.
El hecho de que 'el bicho' se haya cebado más con habitantes de Covaleda o Duruelo de la Sierra no quiere decir nada. Es una tortilla que puede dar la vuelta, y mañana estos casos pueden brotar en otros pueblos de la zona o de comarcas cercanas.
Me estoy quedando realmente impresionado con la labor de los voluntarios, de gente que en plan anónimo está sacando de su tiempo y disposición para preparar material sanitario, llevar alimentos o medicamentos a las casas, hacer compañía con todas las medidas anticontagio o avisar de cualquier imprevisto o anomalía.
Esta gente dispuesta y colaboradora no entiende de casas, vecindarios, pueblos, comarcas o lugares. Hacen un trabajo con el único interés de ayudar sin límites ni fronteras. Si aquí hay más casos o necesidades, somos de aquí. Si la situación es más dramática allí. Somos de allí.
Hoy nos sentimos más de Covaleda y Duruelo.