Septiembre
Los últimos veraneantes se marchan y comienzan a verse ventanas cerradas y polvo en las calles. Algún niño, acompañado de sus padres, sube al coche, rumbo al cole del que le separan 20km. Quizá alguna tarde vuelva a algún cumple al que le hayan invitado, aunque está tan lejos...
Un vecino se para en la puerta de la consulta médica, ya no atienden todos los días, solo dos veces por semana, no hay gente y mantener una consulta es caro… Le dirá a su hijo que le envíe por correo los medicamentos que necesitan, aunque sea sin receta, tampoco hay farmacia… Lo mismo ha ocurrido con el banco, ya ni siquiera vienen al pueblo, han dejado un cajero y casi todo hay que hacerlo online… Un lío, porque la línea y la cobertura no son buenas, y las operaciones quedan a medias, o se tarda mucho…
El pequeño economato ha decidido cerrar por las tardes, ya los días son cortos y las tardes frescas, poca gente sale a comprar pasadas las seis… Han despedido a la chica que cogieron este verano, con el personal de la mañana es suficiente.
El otoño ha llegado y el pueblo se muere.
Septiembre
Los últimos veraneantes vuelven al pueblo y de nuevo se ven puertas abiertas y geranios en las ventanas. Empieza el cole, este año hay una profesora nueva porque habrá un curso de adultos. Por las tardes van a programar un montón de actividades extraescolares para todas las edades.
El médico nuevo es muy majo, y ahora pasa consulta a diario, qué bien, incluso tiene una pequeña farmacia con una enfermera que es un amor. Y también la sucursal ha abierto tras las vacaciones, menos mal, toca poner las cartillas al día y empezar a ahorrar para el invierno.
Un pequeño supermercado se ha interesado por instalarse en el pueblo, ampliando así el economato, dicen que necesitarán por lo menos cinco o seis personas para trabajar, y hay mucha gente joven interesada que así puede seguir en el pueblo.
El otoño ha llegado y el pueblo renace.
Y en tu pueblo, ¿cómo se vive?