Cunde el derrotismo.Presta uno atención alrededor y sólo oye
lamentaciones jeremíacas,atropelladas quejas,acusaciones a diestro y
siniestro, enojos jupiterinos,victimismos ,exculpaciones propias,...
Veamos. No es que el panorama de la sociedad contemporánea sea
halagüeno,pero de nada sirve lamentarse "ad nauseam".Estamos mal .Es
cierto, pero no hay que perder la esperanza.No debemos convertirnos en
desesperados.No se puede vivir sin esperanza.
No estoy invitando a la candidez ni al ingenuismo,sino al realismo sereno,al
pragmatismo.Probablemente,estos desencantos actuales son herederos de
pretéritos e injustificados entusiasmos,ambos igualmente erróneos.”Carácter ciclotímico”,designan a esto los psicólogos.
Afrontemos la realidad tal cual es.No nos exaltemos ni nos deprimamos
en exceso.Los planes y proyectos deben ser sensatos,realistas con los
pies, bien afirmados en el suelo.
Pinares es una comarca relativamente bien definida en su
territorio,su paisaje,sus recursos naturales,su población ,su
idiosincrasia. Resaltan zonas como el embalse de la Muedra,el puerto de Santa Inés para el esquí,y la Laguna Negra con epicentro en la solariega villa de Vinuesa que siempre han sido un atractivo para el veraneante de antaño y el turista de hoy.
Difiere este paisaje y estos recursos de los propios del entorno cicundante:la Castilla de la tierra llana del cereal y el secano con la que comparte
administración provincial.
Estas tierras llanas,por su propia estructura económica, sufren una despoblación alarmante -Soria capital concentra el 50 por ciento de la población de toda la provincia -que amenaza con extenderse a las frondas silvícolas de Pinares.
Hay que impedir tal hecatombe.De mi estancia en la Argentina recuerdo el lema del presidente Alberdi: “gobernar es poblar”.Tal era la fiebre pobladora de los
argentinos del XIX y comienzos del XX que lograron atraer a numerosos pinariegos que allí fundaron hogar y pueblo.Ahora nos conformamos con fijar nuestra población a nuestra hermosa tierra.
