viernes. 22.11.2024

Regular las setas por...razones

Con el tema-problema de la regulación micológica en la comarca está ocurriendo como con los resultados electorales. 

 

Todos ganan, y todos creen que otros pierden.
Conviven estas últimas temporadas varias maneras/sistemas de regular (o no) la riqueza micológica. A la del micocyl, en buena parte del territorio junto con otras comarcas de Castilla y León, se une la del coto Pinares Sur, la de Covaleda ahora en ciernes, y los que no regulan.
Los que consideran que hay que regular, tienen razón. Quienes protestan por cobrar a los vecinos empadronados de los pueblos en cuyos términos se recogen las setas, tienen razón. Aquellos que ven una lucha infructuosa y poco efectiva contra quienes invaden los montes, tienen razón. Quienes defienden que hay que regular para contar con un aprovechamiento ordenado, tienen razón. Los que piden que se debe de invertir el dinero recaudado en la mejora de los montes, tienen razón. El que detalla la inversión de la recaudación en favorecer la comercialización a través de lonjas puntuales como los mercasetas, también tiene razón….
Todos tienen razón. Entonces, ¿Por qué estamos ante una realidad tan contestada?.
Las respuestas serían varias, pero todas convergen en una sola: La regulación micológica en la comarca de Pinares responde a numerosos intereses. Unos la ven ideal para ordenar el recurso micológico y evitar invasiones, otros priman el micoturismo, unos terceros se inclinan por ser una fuente de dinero que puede mantener determinados servicios. No faltan quienes encuentran en este punto la merecida compensación para los hombres del bosque, y otros que entienden puede ser el punto cero de la necesaria recuperación forestal.
Ante este panorama tan variopinto es difícil dar con una solución ideal, y que contente a todos. Quizá deberíamos plantear punto por punto, y encontrar en ello una salida.
Como se dice que la experiencia es la madre de la ciencia. Miremos unas décadas atrás y veamos en el aprovechamiento maderero un buen reflejo y/o fruto de la ordenación forestal. No todo el que quiere puede coger un pino, regulamos y evitamos invasiones masivas. Los vecinos de los pueblos perciben los beneficios directamente, suerte de pinos, o indirectamente, al vivir más gente, más servicios, más actividad, más puestos de trabajo más vida. Parte de este dinero se revierte en el monte, a través de los planes de mejora y trabajos forestales,y otra parte va a parar a los ayuntamientos; en la regulación micológica, se podría invertir en facilitar el entorno para que proliferen las setas, y aumentar ahora los beneficios a los ayutamientos que ‘ponen’ los terrenos. Hay una serie de ordenanzas municipales que regulan y ordenan en la madera, y que podrían converger en una múltiple en el tema de las setas, algo así como una federación de ordenanzas locales, con puntos en común.
Volviendo al simil electoral. Los últimos resultados están apuntando a una necesidad: el diálogo, y quizá es algo que también falte en la regulación micológica en la que unos deciden, otros creen que imponen, hay los que legislan, no faltan quienes sancionan, por allí protestan, y por aquí, abandonan. Y todos, y todo se hace por….razones.

 

Regular las setas por...razones