Algunos de los recuerdos más entrañables de mi infancia y juventud son de la chopera de Salas de los Infantes. Éste ha sido durante muchos años el lugar de recreo, esparcimiento y diversión durante las fiestas grandes de la ciudad milenaria. Cómo olvidar aquellos veranos de asueto disfrutando de la mejor de las calderetas en compañía de los amigos, de los amores y de la familia. Porque el virus jamás borrará aquellos días de bailes, saltos, abrazos y sonrisas disfrutando de la vida a pleno pulmón. Desafiando a la tristeza o a las preocupaciones. Viviendo como niños salvajes y felices en plena libertad. Por eso hoy estoy de muy mala ostia. Tengo, como se suele decir, los huevos rojos e hinchados. Y es que hace apenas un mes, volviendo del Castillo de Castrovido, encontré un enorme espacio de la chopera lleno de mierda tras lo que parecía ser una tarde noche de fiesta. Botellas rotas acompañadas de envases de plástico, papeles, platos y un buen número de pañales llenos de mierda. Eso sí, con un remate: la papelera estaba vacía y limpia.
Al verlo me dieron ganas de vomitar. Cogí el coche y fui a casa para coger varias bolsas de basura para limpiar la mierda de aquel sagrado lugar. Mi indignación y la mala ostia fueron creciendo hasta el punto de que fotografíe aquel panorama dantesco para llevarlo a las redes sociales. Las reacciones de apoyo y condena fueron inmediatas. Por un momento sentí que había vencido en aquella batalla. Sin embargo, 24 horas después, los cerdos volvieron a campar a sus anchas dejando la misma mierda en el mismo lugar. Y lo supe porque Manuel, un buen amigo, había hecho lo mismo que yo hice el día anterior. Este repugnante y asqueroso comportamiento se está repitiendo. En otros pueblos, parajes y ubicaciones de la comarca de enorme belleza y valor paisajístico. Las denuncias en internet diarias, precisas y constantes, pero no se ha podido impedir que los marranos de dos patas sigan atentando contra la madre naturaleza. Por eso, desde esta columna, quiero animaros a que denuncies con todas las de la ley este tipo de comportamientos. Limpiando primero la mierda de estos “artistas” para dar ejemplo. Y llevándolo todo a las redes sociales denunciando también lo sucedido en los ayuntamientos y ante la Policía y la Guardia Civil. Por respeto a nuestros antepasados, a nuestros pueblos, monumentos y rincones y sobre todo por respeto a la madre tierra esto no se puede consentir. Los cerdos deben estar en la pocilga, su lugar apropiado en el mundo. Echemos la llave la puerta. La madre naturaleza nos lo va a agradecer. Y nosotros vamos a estar mucho mas tranquilos, eso seguro.
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