Para ir a Regumiel cogemos la N-234 hasta Salas de los Infantes y allí tomamos la carretera CL-117 que nos lleva al pueblo.
El nombre del pueblo proviene de “Río Gumiel”, que así figura en la documentación del monasterio de Arlanza con fecha 23/8/1213. Si ya desde tiempo antes los pinos fueron importantes, es desde el siglo XV, con la creación de la Real Cabaña de Carreteros, cuando sus montes toman relevancia para el desarrollo del pueblo. La madera aportada sirvió para la construcción de carretas y con estas se transportó maderos, piedras y otros materiales que sirvieron para numerosas obras en muchos puntos de la Península. Y los montes proporcionaron la “Suerte de los Pinos” que siempre fue una importante aportación económica para los vecinos, ya en 1792 se autorizaba a la “corta” de 2.500 pinos. Todo esto unido al folclore y sus tradiciones hace un sentimiento entre los vecinos, sentirse serranos.
Pero vamos a visitar Regumiel. De entrada el pueblo está muy cuidado, compaginando las casas tradicionales con las modernas, las calles bien pavimentadas y con varias zonas ajardinadas, donde sobresale un parque donde se ha recreado un dinosaurio y zonas prehistóricas. Una gran fuente en cascada se sitúa en medio. El paraje es muy llamativo.
La arquitectura popular es más vistosa en el casco antiguo, con casonas de carreteros y la típica chimenea serrana. Esta zona está más cercana a la iglesia, que se supone es donde la primitiva población se asentó, deslizándose posteriormente hacia abajo buscando la llanura cuando el pueblo fue creciendo.
Sobre todas las construcciones destaca la iglesia, situada en lo más alto. No es de un estilo definido, y en ella se han realizado varias transformaciones. Está dedicada a San Adrián y es de una sola nave, el ábside es rectangular. La portada es clasicista, con arco de medio punto, con una hornacina en lo más alto convertida en ventana. La torre es cuadrada, con un curioso pasadizo bajo ella con arcos de medio punto. A su interior no pudimos acceder al estar cerrada.
A sus pies se conserva una de la necrópolis más vistosa de toda la comarca. Se han localizado 132 tumbas antropomorfas escavadas en la roca, de varios tamaños y formas, con cabeza de herradura y en forma de bañera, de niños y de adultos, y en diferente orientación. En la última excavación realizada por arqueólogos se descubrieron esqueletos humanos dentro de las tumbas que estaban tapadas por losas. Según el ajuar que se encontró en las tumbas, serían del siglo X o anterior.
Continuamos la visita un poco más arriba del pueblo, vamos buscando el yacimiento de “El Frontal”. Hace 120 millones de años, en el Cretácico Inferior, Este territorio disfrutaba de un clima tropical y por aquí merodeaban los grandes dinosaurios que poblaban el planeta. Se su rastro han dejado sus huellas sobre la roca, y en Regumiel podemos contemplarlas. En total se han estudiado 45 icnitas con 9 rastros bien marcados y 4 icnitas aisladas. Se encuentran en dos zonas muy cercanas entre ellas. El primer afloramiento es el de mayor cantidad de huellas y lo custodia la reproducción de un enorme iguanadontido. En el otro afloramiento, situado a 50 m. hay 9 icnitas. Los yacimientos están protegidos por vallas.
Y si esto os parece poco para visitar Regumiel de la Sierra, de aquí parten rutas para todos los públicos. La más espectacular La “Peña el Vaso”, o la fuente “Tazaplata”, “Covarnantes”, pero hay muchas más. El monte es espectacular y los caminos te llevan a todas partes.
Un pueblo serrano que no se puede dejar de visitar por sus parajes, y si quieres disfrutar de sus tradiciones no dudes en venir a pingar el mayo, a las fiestas de San Adrián, a comer la caldereta serrana, o a ver su Semana Santa.
Nosotros nos marchamos muy complacidos de la visita.
TEXTO: Vicente Vivancos
FOTOS: Mayka Ramos