jueves. 21.11.2024
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Celebración en 1921 de la reconstrucción del pueblo de Huerta.

Plano reconstrucción

Se cumplen este año los 100 años de la inauguración de las obras de reconstrucción del pueblo de Huerta de Rey tras el devastador incendio de febrero de 1918 que calcinó la mayoría de las casas.  Después del infortunado siniestro, sólo habían quedado en pie poco más de 70 casas, en su mayoría en la calle de los Remedios, conocida por los vecinos como “calle Larga”. Por encontrarse al otro lado del río Arandilla. Todos los esfuerzos eran pocos para levantar de nuevo el pueblo, y ganas no faltaron.  Sólo quedaban solares en escombros y espacios vacíos, por lo que por iniciativa del Gobernador Civil, D. Andrés Alonso, que por cierto no llevaba ni 6 meses en el cargo, y del Presidente de la Diputación, D. Amadeo Rilova, propusieron reurbanizar de nuevo el pueblo con nuevas calles y más espacios, así a finales de febrero se envía al arquitecto provincial, D. José Calleja para que vea el estado del pueblo y vea las posibilidades de reedificación. El 25 de abril se le encarga que realice un plan urbano para el nuevo Huerta de Rey. Las cerca de 200 viviendas siniestradas se volverían a levantar en nuevos espacios y se realizarían calles más amplias.

Una vez hecho el replanteo, los edificios, poco a poco, se fueron levantando, con mano de obra propia de los vecinos y de los pueblos cercanos.

Pero no fue tan fácil, ni en las mejores condiciones. Fatídicamente otro suceso iba a poner a prueba, una vez más, la tenacidad de los vecinos de Huerta. En el mes de julio del mismo año, se produce otro lamentable incendio en el monte del pueblo. Ardieron gran cantidad de hectáreas y se quemaron más de 30.000 pinos, provocando grandes pérdidas económicas. ¡Qué castigo tan grande a un pueblo ya castigado!

El fuego parece que  alcanzó a los pinares del desventurado pueblo de Huerta de Rey, Pinilla de los Barruecos, La Gallega y Espejón, este último pueblo de la provincia de Soria.

Los problemas se acentuaron cuando la compañía Unión Resinera, que era quien explotaba el monte, quiso quedarse con la madera quemada. El Ayuntamiento de Huerta, con su Alcalde a la cabeza, se negó en rotundo y mando a los vecinos del pueblo que se efectuase la corta de los pinos quemados y que la madera salvable sirviese para las obras de reedificación del pueblo. 

La Corporación, al poco tiempo, dictó las normas de edificación y los preceptos para evitar en lo posible no se volviese  a producir otro accidental incendio en una serie de artículos de obligado cumplimiento, dentro de las nuevas ordenanzas municipales.

El edificio del nuevo Ayuntamiento se adjudicó  su construcción a D. Arsenio Rica, vecino del pueblo, el arquitecto del proyecto fue D. Dionisio Vázquez. El coste de dicha obra ascendió a 62.000 pesetas.

Hay que señalar que con motivo de la reconstrucción del pueblo, la Sección de Arquitectura del Círculo de Bellas Artes convocó un concurso a tal efecto. En el dictamen de la resolución se hace constar que los concursantes no contaban con información de la situación del pueblo ni las características de sus construcciones  típicas, aunque en las bases, publicadas por varios periódicos señalaban las características del proyecto y la división de cada apartado con una serie de observaciones:

 “…No es frecuente entre nosotros convocar un concurso arquitectónico de tan escasa importancia monumental. Los proyectos presentados debían ser de construcciones modestísimas, propias para un pequeño pueblo burgalés de pocos recursos. Aún en los edificios de máxima importancia, como el Ayuntamiento, hubiera sido una equivocación proyectar decoración, que los canteros del país no hubieran podido ejecutar o que hubieran ejecutado mal. Había que limitarse a los recursos de la región: piedra, adobe, maderas toscas. Respecto al carácter de las edificaciones, parece indudable que debía buscarse conservar algo de las antiguas formas tradicionales en el país, resumen de tantos siglos de vida rural, huyendo, naturalmente, de copiar detalles, de caer en la imitación servil, siempre odiosa. Y, principalmente, con esos materiales que se tenían a mano, había que proyectar construcciones higiénicas, cómodas, apropiadas al género de vida de los labriegos de Huerta de Rey, y al mismo tiempo muy económicas.”

 Al concurso se presentaron cuatro arquitectos. El primer premio se lo adjudicó el Sr. Muguruza, que según parecía conocía la región. “…los dibujos presentados tienen carácter castellano, especialmente las perspectivas, la plaza del pueblo, una casa vista de ángulo, una chimenea campesina, demuestran que el autor está impregnado de los temas populares de la región burgalesa. Los materiales que emplea son los usados generalmente en ella. El Ayuntamiento, desnudo de toda decoración, parecerá, seguramente, a mucha gente una gran audacia. No estamos acostumbrados a ver edificios en los que la arquitectura se nos presenta tan sincera. A nosotros, por ello mismo, parécenos el mayor acierto del Sr. Muguruza. No sigue esa tendencia en el rollo que presenta, en el que se notan alardes eruditos y una complejidad poco conforme con el carácter de sencillez de los demás dibujos…”

En la redacción del informe se cita como  segundo puesto al Sr. Vallcorba, con casas bien estudiadas, pero desconociendo que los materiales empleados no son los de la región.

El tercer premio se lo llevó el Sr. Aranguren, que empleó ladrillo en la construcción, desconociendo que nunca se edificó con ese material en la región. En los trazados de la escuela, son acertados, no así los del Ayuntamiento y los de la Casa Cuartel.

Al cuarto arquitecto, Sr. Muro, se le tacha de desconocer totalmente el propósito del proyecto, realizando un estudio de que parece destinado a una villa al borde del mar.

La noticia era recogida por la prensa de esta manera:

“De  acuerdo con las autoridades locales de Huerta de Rey, provincia de Burgos, pueblo que fue destruido en gran parte por un formidable incendio, la sección de Arquitectura del Circulo de Bellas Artes convocó un concurso entre los arquitectos españoles para la presentación de un anteproyecto reconstructivo de dicha población”. Ninguno de los proyectos se llegó a ejecutar.

Tuvieron que pasar tres años de arduo y difícil trabajo por parte de los vecinos para levantar el pueblo, pero el sufrimiento y la espera mereció la pena.

INAUGURACIÓN DE LAS  OBRAS DEL PUEBLO

Después de muchos sinsabores, infortunios, y dolor, no dejaron de luchar los vecinos del pueblo y por fin vieron colmadas sus aspiraciones de contemplar el nuevo Huerta de Rey. No sabemos si ya estarían construidas todas las edificaciones en su totalidad, pero en 1.921 se van a inaugurar las obras con toda la solemnidad. Tras verse reducidas cerca de 200 edificios, los esfuerzos se habían dado sus frutos, no antes de haber padecido mil problemas, pero ya estaba hecho, Huerta de Rey resurgía de sus cenizas para satisfacción de todos los huertaños. Sólo habían pasado tres años, y lo que en un primer momento se preveía muy difícil, el tesón de todo un pueblo y la solidaridad  de muchos españoles, se veían cumplidos en las nuevas construcciones.

La fecha elegida para la celebración fueron las Fiestas del Rosario. Se enviaron invitaciones a todas las autoridades y benefactores, y el día 6 de octubre todo estaba preparado. A las cinco de la tarde llegó el recién nombrado, Obispo de Osma, D. Mateo Múgica, quien fue recibido en gritos de alegría. Al día siguiente entraron en el pueblo las autoridades provinciales, D. Amadeo Rilova, Presidente de la Diputación, acompañado de varios diputados, el senador D. José Martínez de Velasco con su esposa, Dª Josefina Arias de Miranda, Dº Francisca Aceña de Berdugo y D. Santos Arias de Miranda. El Gobernador Civil no pudo asistir, lamentando su ausencia en palabras de los allegados.

Fueron recibidos en masa y con mucho algarabío; seguidamente se dirigieron a la iglesia para participar en la misa solemne, que estuvo presidida  por el Sr. Obispo. La misa la celebró el Párroco de Peñalba de Castro, D. Francisco Madrid. El Obispo, afectado de una afonía, no pudo disertar su discurso, y fue sustituido por el Chantre de la Catedral de Burgos, D. Manuel Requejo.

Acabada la misa, la celebración se trasladó al nuevo edificio del Ayuntamiento, donde el Alcalde, Venancio Gárate  hizo los honores de anfitrión. Los discursos siguientes fueron del Presidente de la Diputación, quien manifestó su satisfacción por lo logrado. El Diputado a Cortes Sr. Arias de Miranda prometió seguir con las gestiones en las Cortes para recabar las ayudas que fuesen necesarias para consolidar esta restauración.

A continuación, y acompañando a las autoridades, todo el pueblo recorrió las nuevas calles, a los sones de la banda de música de El Burgo de Osma (Soria), donde descubrieron las lápidas conmemorativas. Con el nombre de las mismas: De la Caridad, Veintiséis de Febrero, Colonia Huertaña, Felipe Guerrero, Obispo Mújica, Concepción,  Avenida Alonso López. y Arias de Miranda. Seguidamente, se sirvió una comida a todos los invitados.

Ésta comida la sirvió Doña Amalia Rica Marcos que regentaba la Fonda Amalia.

Al día siguiente, y después de la misa, el Alcalde recibió a sus homólogos de los pueblos circundantes, donde les trasmitió las gracias de todos los huertaños por las ayudas y favores concedidas por estos municipios.

Ya, cuando se estaban terminando los discursos, y sin previo aviso, se presentó el Gobernador Civil, siendo recibido con gran profusión de aplausos y alegría del pueblo. Éste agradeció la dedicación de una Avenida tras un breve discurso.

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Nos imaginamos que todo el pueblo celebraría las Fiestas del Rosario de una manera especial y seguro les hizo olvidar, por unos momentos, las angustias pasadas y las lágrimas derramadas.

En agradecimiento por la labor realizada a favor del pueblo, el Ayuntamiento de Huerta de Rey nombró “Hijos Adoptivos” a D. Andrés Alonso López, (Gobernador Civil) y a D. Amadeo Rilova, (Presidente de la Diputación). Los cuadros con sus fotografías y los nombramientos se conservan actualmente en el Salón de Plenos del Ayuntamiento.

Y Huerta de Rey, como Ave Fénix, resurgió de sus cenizas, prometiéndose un futuro esperanzador y mejor, donde las desgracias y penas pasadas, fueron un recuerdo, un recuerdo de lucha de un pueblo que no se resignó a perder su pasado y su historia.

Han pasado 100 años, un periodo en el cual Huerta de Rey ha sabido crecer y adaptarse a los tiempos, donde sus vecinos viven en felicidad y esperanzados en que las futuras generaciones hagan más grande HUERTA DE REY.

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TEXTO: Vicente Vivancos

FOTOS COLOR: Mayka Ramos

FOTOS B/N:  AMBu

100 años de la reconstrucción del pueblo de Huerta de Rey tras el devastador incendio