Vito Javier Moreno nació en Huerta de Rey un 10 de enero de 1963. Vivió su más tierna infancia a caballo entre Huerta, Aranda, Soria, Miranda y Burgos. Fue un niño al que no le gustaba el fútbol, una de las grandes religiones de este país. Así, al llegar con sus pequeñas maletitas a la ciudad de Burgos, sus compañeros de colegio comenzaron a burlarse y a aprovecharse de él. Vito no se rindió y decidió comenzar a practicar Judo simplemente para poder defenderse. Siguió sin tener amigos, pero al menos ya nadie volvió a reírse y a aprovecharse de él. “Era bastante bueno y llegaron los campeonatos y las victorias. Llegué a ser el mejor de la provincia de Burgos. Cogí peso, fuerza, musculatura y sobre todo confianza. Salí en el periódico y así fui ganándome el respeto de la gente. Después el Judo pasó a ser un juguete abandonado en la memoria. Hasta que hace tres años decidí luchar por conseguir el cinturón negro. Y lo conseguí”. Y es que ya lo dijo el gran jugador de beisbol Babe Ruth: no se puede derrotar a quien no se rinde.
A los 16 años Vito Moreno comenzó a bailar la música discotequera, que era lo que pegaba entonces. Se le daba tan bien que comenzó a ganar campeonatos de baile. Fue seleccionado para ir al famoso programa de la Juventud baila. Era una sección de Aplauso, uno de los mejores programas que ha hecho Televisión Española en toda su historia. “Después me dio por la radio cuando estudiaba el BUP. Entraba a las seis y cuarto en Radio Castilla y solía estar hasta las doce y media. En aquel coqueto estudio viví el Golpe de Estado de Tejero en 1981. Son años imposibles de olvidar”.
Estudió Químicas en Pamplona, una de las joyas de España. Le gusta la pesca y la caza desde que era un niño. Ha formado parte de la selección regional y también de la nacional. Comenzó siendo comercial, para después ser jefe de ventas y jefe de dirección. Querían trasladarle a Vitoria, pero se negó. Burgos está en su AND, para lo bueno y para lo no tan bueno. Tiene dos hijos. Son su tesoro, su mejor patrimonio. Su hijo Anibal Shyntra estudió Pymes para ayudar a su padre en la empresa. Su hija Selva Dalila quiere convertirse en periodista y actualmente estudia en Valladolid.
La innovación es a la empresa lo que un sueño es al hombre, algo determinante. Su gran apuesta profesional, su empresa Soluin Laboratorios S.L nació para convertirse en una empresa que ofreciera soluciones integrales. Porque la venta siempre es la consecuencia de ofrecer una buena solución a un precio razonable. “Vendemos para solucionar problemas. Siempre hemos sido una empresa referente en el sector y hemos trabajado sobre todo en el sector industrial y en el de la construcción. La crisis financiera de 2008 fue un Tsunami para el tejido empresarial en España y tuvimos que reinventarnos. Porque en aquel momento facturábamos un 70 por ciento al sector de la construcción y pasamos a facturar un cinco por ciento. Es nos animó a hacer las cosas de forma diferente. Fue así como comenzamos a crear productos nuevos dirigidos a la hostelería y a las industrias cárnicas. Estamos muy bien posicionados y ha sido en gran medida gracias a la diversificación. Nos conocían en otros sectores y eso nos ha ayudado a acceder a otros mercados.
Soluin Laboratorios S.L tiene una fuerte presencia en toda España. Trabaja también para clientes portugueses y empresas en Francia, Alemania y Bélgica. Actualmente cuenta con seis empleados y con la clara vocación de crecer ampliando las instalaciones que ahora tiene en el Polígono Industrial de Villalonquejar. Vito Javer Moreno, es el gerente de la empresa. Vio rápido que la pandemia del coronavirus se parecía muchísimo a las diferentes pandemias que ha sufrido el colectivo veterinario durante muchos años. “Es triste, pero no se ha tenido en cuenta al sector ganadero y veterinario. Ellos han pelado con pandemias del sector porcino, la gripe aviar, la brucelosis o la tularemia. No se puede entender que no se haya empleado su conocimiento. Conocíamos el sector y eso nos ayudó a entender qué era lo que se nos venía encima. Por eso conseguimos todo el material que podríamos necesitar. Y eso nos ha ayudado mucho a la hora de suministrar todos nuestros productos.
Han conseguido así una loción desinfectante que se puede usar en manos o partes del cuerpo. También se puede usar en otras superficies, como las manillas de las puertas. Es un activo que se puede realizar con una gran parte de agua y poca cantidad de gel. Aporta una mezcla que se mantiene estable durante dos y tres semanas. “Es un producto muy bueno y de bajo coste que se adapta también a cualquier tipo de empresa o sector. Algo genial si tenemos en cuenta la crisis económica en la que ya estamos inmersos”. Además, en el laboratorio también han logrado un producto que tiene cuatro niveles de protección. “Es un elemento especial para tejidos, alfombras y todo tipo de superficies que es bactericida, viricida, fungicida y esporicida. Vito además también se ha sumado a la cadena de solidaridad durante la pandemia. Su empresa ha regalado 36.000 litros de desinfectante que han distribuido entre la Diputacín de Burgos, Cáritas o el Ayuntamiento de la localidad.
A Vito también le gusta la magia. Su primer mentor fue su padre. Le gusta hablar de la asociación de ilusionistas burgaleses de Burgos y recordar a Mariano Calvo. “Es uno de los grandes sin duda. Yo he hecho muchas actuaciones benéficas, pero ya no me queda tiempo libre”. En Huerta conocen a su familia con el cariñoso apodo de los secretarios. Y es que antes en los pueblos tenían la costumbre de llamar al padre, al hijo y al abuelo de la misma manera. Eso creaba una confusión enorme con los apellidos. Así que, en Huerta de Rey, su bisabuelo Adolfo Moreno, secretario entre 1900 y 1930 decidió echar mano del martirologio romano para escoger nombres de santos beatos y mártires honrados por la iglesia católica. Hoy Huerta de Rey tiene el premio Guiness de los nombres más raros del mundo. Le gustan los toros. Ha lidiado con mayor o menor fortuna alguna becerrada.
Pilar, “Santa Pilara como dice él”, es el amor de su vida. Soriana, de Navaleno, le ha enseñado a amar con todo su corazón a Soria. “Mis padres Diego y Maribel son de Hontoria del Pinar. Por eso yo soy más serrano que el jamón. Me gustan los pueblos, pero no se ha hecho una apuesta decida por ellos. Necesitan nuevas industrias, empresas y emprendedores. Pero sin una apuesta decida por la vida rural no vamos a conseguir paliar el problema de la España Vaciada.