Allí encontró el amor. Se casó y en la actualidad tiene tres hijas y siete nietos. “Mi abuela tuvo que emigrar pero jamás olvidó su pueblo natal. Su cariño y amor por Barbadillo y por todo lo que representa su pueblo se lo transmitió a sus hijos y a sus nietos desde que eran muy pequeños. Yo siempre he mantenido ese contacto directo con el pueblo y jamás he dejado de venir en la Semana Santa, en verano y también en las fiestas del Rosario. Barbadillo del mercado me da paz interior y me permite desconectar. Aquí me siento muy tranquila y creo que es el lugar en el mundo donde he podido alcanzar mi calma interior. El pueblo me ayuda a olvidarme de las preocupaciones y de los problemas del día a día”, comenta Andrea Alarcón.
Andrea siempre tuvo claro que su formación académica le ayudaría a alcanzar todas las metas en su vida. Estudio un grado superior de Educación Infantil y Educación Social en Barcelona y actualmente trabaja con familias y menores en la ciudad de Pamplona. Una urbe cosmopolita y moderna que le ofrece una gran calidad de vida y que al igual que le sucede en Barbadillo del Mercado le ayuda a desconectar y estar más en contacto con la naturaleza y con la esencia de la vida.
La escritora Eleanor Roosevelt solía afirmar que el futuro siempre pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños. Tal vez por eso Andrea, desde que era muy niña, siempre creyó en el deporte para lograr alcanzar todas sus metas en la vida.
A los doce años vio por primera vez una pista de atletismo y recuerda como alguien, tras ver su enorme envergadura y fuerza le aconsejó que se dedicara al lanzamiento de peso y disco. “Durante muchos años he sido una profesional de esta disciplina. Lo que hago ahora es, de algún modo, mantenerme pero eso sí entrenando cinco días a la semana y compitiendo a nivel nacional. Sigo unida a la Federación Catalana pero entreno en Pamplona. Este invierno fui tercera de España y el año pasado logre el subcampeonato en Absoluta en Torrent, en Valencia. Sin duda alguna es un deporte muy sacrificado. Exige lo mejor de ti y para lograr metas importantes tienes que ser constante y dedicarte a ello durante muchos años. Es un deporte individual que te obliga a luchar contigo mismo para poder así superarte”, matiza.
En la actualidad las referencia sen lanzamiento de disco son Alemania, Croacia y Estados Unidos. A nivel internacional Andrea compitió en la Copa de Europa en la Categoría Sub 23 y en la absoluta logró un octavo puesto consiguiendo su mejor marca personal. “También participé en el Campeonato Mediterráneo sub 23 donde logré el triunfo. Todos estos logros jamás hubieran sido posibles sin mis padres y mi pareja que son mi gran apoyo y los que siempre están ahí en los buenos y también en los malos momentos. Siempre que he tenido una competición han hecho el gran esfuerzo de estar ahí para darme ánimos, algo muy importante en cualquier competición deportiva".
En su día a día Andrea se enfrenta a un trabajo desafiante y sobre todo muy emocional. Trabaja en intervención familiar, algo que sin duda alguna le supone un gran reto porque la empatía juega un papel decisivo a la hora de poder conseguir objetivos. “En el fondo mi trabajo tiene mucho que ver con ser capaz de entender los problemas de los demás. Mi objetivo siempre es aportar mi granito de arena para darles más opciones a los demás en sus vidas y también en su camino vital.
"He de reconocer que no es un trabajo sencillo a nivel mental pero si es verdad que es un trabajo con horarios flexibles que me permite compaginarlo con el deporte, algo que siempre ha sido, es y seguirá siendo muy importante en mi vida. Mi objetivo es seguir viviendo en Pamplona y en un futuro no muy lejano formar una familia. Ahora mismo, a mis 29 años, ya no estoy en mi mejor momento deportivamente hablando pero me mantengo en una gran forma física. Por eso mis niveles de fuerza me permiten seguir compitiendo algo lejos claro está de mi mejor marca que fue de 55,94 metros en 2016".
Quien tiene un pueblo tiene un tesoro. Un lugar al que volver para disfrutar de los días de sol y el refugio junto a la familia durante los días de tormenta. Porque como decía el gran poeta Miguel Hernández, los vientos del pueblo son los que nos llevan y nos arrastran esparciendo allí nuestro corazón y aventando nuestras gargantas. “Barbadillo siempre ha formado parte de mí y de mis recuerdos. Su esencia siempre ha sido la misma. Para mí mi pueblo es el mejor y el lugar en el que disfruto al máximo de mi familia, del valor de estar juntos y de la emoción de sentir que estoy en mi casa. Si viajo hasta mi niñez es inevitable recordar el jolgorio y la alegría de las fiestas y también los juegos y la diversión en las calles de Barbadillo con mis amigos de infancia. Es verdad que mi pueblo ha experimentado durante muchos años grandes cambios y mejoras, pero aun así su esencia sigue siendo la misma.
Mis abuelos Pilar y Antonio, que tienen ahora 89 y 86 años, son dos personas únicas y maravillosas que siempre han sido y siguen siendo muy especiales para mí. Ambos jamás han dejado de volver a Barbadillo durante los últimos 66 años. Tampoco quiero olvidar a mis padres Josep y Pilar con los que tengo un vínculo personal y afectivo muy fuerte y con los que trato de pasar el máximo tiempo posible cuando vuelvo a Barcelona. Como no mencionar a Adrià, mi hermano mayor, al que adoro y que tiene dos hijos preciosos a los que amo con locura”.
Andrea cree que la despoblación es un problema complejo que va a ser difícil de solucionar. Bajo su punto de vista, una gran parte de los pueblos no pueden ofrecer los servicios necesarios y tampoco cuentan con una gran oferta laboral que permita asentar población. Aun así, con un buen proyecto de vida, si es posible vivir y trabajar en un pueblo solventando muchas de las dificultades que hoy tiene vivir y trabajar en el mundo rural.
Andrea adora comer y su plato favorito sin duda alguna es la carne empanada. Su primer gran recuerdo de un viaje fue a París durante su época de estudios porque era la primera vez que salía sola y eso lo convirtió todo en una aventura muy especial. Su rincón favorito de Barbadillo del Mercado es su plaza y sin duda alguna la era desde la que se ve la sierra. Tanto es su amor por ese idílico lugar que lo lleva tatuado a sangre y fuego en su cuerpo.
De Barcelona valora que es una ciudad muy grande y cosmopolita donde tienes de todo. Sin embargo en Pamplona es muy feliz y no cambia la capital navarra por nada del mundo. “Siempre hay cosas que echo de menos de Barcelona. Por eso si necesito algo recurro a mi madre para que ella lo pueda buscar allí. En Pamplona lo que he encontrado es un estilo de vida propio que está muy unido a la comer y beber, algo que yo no encontré en la ciudad condal que siempre, eso sí, será mi hogar.
Decía el gran poeta Antonio Machado que si es bueno vivir, mejor todavía es soñar y después despertar. Andrea tiene un gran sueño por cumplir, que sin duda alguna es formar en un futuro su propia familia. Gracias a un gran esfuerzo y sacrificio he podido comprar un piso y ahora mismo puedo decir que estoy disfrutando de uno de los mejores momentos de mi vida. Si que se verdad que echo mucho de menos no tener a mi familia mucho más cerca y también no poder pasar más tiempo del que yo paso en Barbadillo del Mercado. Pero al final todas las decisiones que he tomado en la vida han sido meditadas y escogidas y desde luego no me arrepiento ni me arrepentiré de ninguna de ellas. Vivo el presente con enorme felicidad y optimismo y afronto la vida con una gran ilusión. He sido una gran afortunada en la vida teniendo la mejor familia y el mejor pueblo del mundo. Tengo muchas ganas de volver de nuevo al rincón en el planeta en el que siento la verdadera felicidad", finaliza.
Puedes conocer mejor a Germán Martínez Rica en su Facebook y en su Linkedin