jueves. 21.11.2024
Clara Reques Vázquez vive en Duruelo de la Sierra y es Agente de Igualdad en la Diputación de Soria desde donde se ha realizado un importante estudio sobre las mujeres rurales

"Hay que atraer el talento joven a nuestros pueblos, sin importar el género, y fomentar la innovación"

El pasado 15 de octubre se celebró el Día Internacional de las Mujeres Rurales y sin duda esta comarca tiene mucho que enorgullecerse de todas aquellas mujeres que la hicieron grande ya en un pasado y que siguen haciéndola también en el presente, con su trabajo y su dedicación en todos los ámbitos de la vida.

De las principales preocupaciones de las mujeres que viven en los pueblos bien sabe la protagonista de esta entrevista, Clara Reques Vázquez, agente de Igualdad durante más de dos años y medio en la Diputación de Soria y que muy pronto comenzará una nueva andadura como Trabajadora Social en la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León en Soria.

Esta joven de 34 años es natural de Ávila, pero vive desde hace más de una década en Duruelo de la Sierra, el pueblo al que llegó por amor y del que acabó enamorándose también de su entorno del que asegura “amar estar rodeada de pinos y montaña. La naturaleza me conecta conmigo misma y hace que me empodere”.

Clara Reques ha llevado a cabo, junto a su equipo técnico de Igualdad de la Diputación de Soria, un importante estudio sociológico de la situación de las mujeres rurales en esta provincia y, por supuesto, también entre ellas de las mujeres de la comarca de Pinares. Un estudio que ha llevado casi un año de dedicación y que Clara presentó el pasado 15 de octubre ante centenares de personas de toda la provincia.

"Un dato que arroja el estudio en todas las zonas de la provincia es que la oferta laboral está más masculinizada y las mujeres al final deben ocupar puestos de baja cualificación y peor remunerados. Lo que dificulta la corresponsabilidad en la familia entre otras cosas, porque obviamente la economía familiar prima a la hora de solicitar permisos para el cuidado de menores o personas en situación de dependencia. Por lo que es imposible salir de ese rol de cuidadoras que tenemos las mujeres", explica Clara, apuntando en que “hay que apostar por atraer de nuevo el talento joven, sin importar el género, a nuestros pueblos y fomentar la innovación en los sectores que priman en cada zona. Dejar de condensar todo en las grandes urbes o pueblos cercanos a la ciudad. Si en Pinares se trabaja principalmente la madera, habrá que traer las formaciones profesionales relacionadas con la madera aquí. No tiene ningún sentido ubicarlas en otro sitio. De esta forma muchos de los y las jóvenes de la zona de Pinares de Burgos y Soria no tendrían por qué irse de sus pueblos a partir de los 18 años. Además de atraer a más personas jóvenes de otras partes de España o de la provincia que se sientan atraídas por estos sectores”, explica.

La carga de tareas domésticas y el cuidado de hijos es otro rol que casi siempre se hace por parte de la mujer, sobre todo en el mundo rural y esta afirmación se respalda a través del estudio realizado por la Diputación de Soria. Explica Clara que tras el estudio se ha demostrado que “en nuestra comarca los roles de género están muy marcados hoy en día. La mujer generalmente sigue asumiendo el rol de cuidadora. Si además tienes que compatibilizar esto con la carrera profesional, se asumen dobles y triples jornadas.  Quiero pensar que los hombres cada vez se implican más y son más corresponsables más allá de las actividades de ocio y disfrute con los hijos e hijas. Cuando hablo con amigas de la zona que tienen hijos, me dicen que sus parejas se implican en el cuidado y en las actividades básicas del día a día con sus peques, pero luego son ellas quienes tienen que estar pendientes de absolutamente todo, y que sus parejas las tienen como referencia para todo. Por lo tanto, hay intención, pero no se materializa la corresponsabilidad real. No es culpa de nadie, sólo que hemos sido educadas para no delegar en muchos aspectos y asumirlos como propios, y generalmente ellos han tenido una figura materna o femenina (abuelas, tías, etc) que era la que gestionaba los asuntos de índole familiar. La corresponsabilidad lleva tiempo, hay que romper muchos estereotipos y aprender los unos de las otras y viceversa”.

¿TRADICIONES MACHISTAS?

En el sentido de las tradiciones en la comarca pinariega también se desprende discriminación hacia la mujer, “las tradiciones que más seguimiento tienen son las más masculinizadas, y cuesta romper con esto. Yo llevo unos años pingando el mayo y generalmente los hombres me aceptan bien y hay buen rollo. Pero escuchas algún comentario minusvalorando a las mujeres. Para nada son los comentarios que más escucho, no voy a tirar por tierra el respeto tienen la mayoría de los mozos. Recuerdo que la primera vez que me atreví a pingar, siendo forastera y mujer, se me acercó María, una chica durolense y llorando me dijo que ella y su hermana Marta llevaban años pingando el mayo y que le emocionaba ver a otra mujer. Luego también quiero recordar a Nuria y a Silvia, que también se atreven todos los años. Es bonito para nosotras, se crea complicidad. Obviamente por fuerza las mozas solas no podríamos pingar los mayos que se suelen pingar, pero ojalá se atrevan más mujeres a meterse. Al final la unión hace la fuerza”, confiesa Clara, señalando que “en conversaciones con compañeras y amigas, hay zonas de Pinares que no dejan participar a las mujeres en según qué tradiciones. La pregunta es ¿qué implica que las mujeres puedan participar? ¿Está en riesgo esa tradición si se implican las mujeres? ¿Tiene sentido una fiesta o tradición del pueblo sin la mitad de su población? Son preguntas que dejo ahí”.

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SU VIDA EN DURUELO

Clara Reques nació en Segovia “y hasta los 9 años vivió en un pueblo segoviano llamado Fuentemilanos. Allí pasé los mejores años de la niñez y sé perfectamente lo que es la vida en el pueblo. Cuando eres una niña que se ha criado en el pueblo, no lo cambiarías por nada. Después por motivos laborales mis padres se trasladaron a Ávila capital, donde permanecí hasta la etapa universitaria. Respecto a cómo he acabado en Duruelo de la Sierra es algo muy simple... por amor. Pero no sólo por amor a la persona que tengo a mi lado, que es durolense, sino también por el amor que he ido adquiriendo por el entorno donde vivimos. Obviamente pesó mucho, en la decisión de elegir la vida rural, mi pareja. Él tenía unas expectativas y estabilidad laboral aquí en Duruelo. Hace 4 años yo tenía contratos anuales, de meses, medias jornadas, muy inestable y mal remunerado a veces. Así que valoramos y apostamos por un futuro menos incierto para ambos. Luego poco a poco he ido construyendo ese amor hacia el entorno, amo estar rodeada de pinos y montaña. Me encanta practicar montaña, ahora no podría vivir sin esa opción, hace que me libere, que conecte conmigo misma y me empodere. Hay carencias, pero también una calidad de vida que la ciudad no tiene”, confiesa.

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TRABAJAR EN LA CIUDAD

Cada día tiene que recorrer con su coche 45 kilómetros para ir a Soria capital a trabajar. “Es un esfuerzo extra está claro. Por suerte los contratos laborales que he tenido en este último tiempo han sido en horario de mañana, lo que me permite disfrutar de las tardes aquí y hacer actividades”, manifiesta Clara asegurando que cuando se plantea tener familia aquí, “veo que mis hijos o hijas van a tener más libertad y será más fácil inculcarles ciertos valores como el respeto por el medio que les rodea. Eso es algo que veo muy arraigado en la gente de Pinares. Incluso ahora que tengo más estabilidad laboral a día de hoy y mi trabajo obligatoriamente tengo que desarrollarlo en Soria capital, sigo apostando por vivir en Duruelo de la Sierra”.

LOS SERVICIOS DE UN PUEBLO

De cómo convencería a una pareja joven para venirse a vivir al pueblo, Clara asegura que por “lo mismo que yo estoy aquí, por la calidad de vida que te ofrece el entorno. Aquí en Pinares tenemos una oferta de actividades y asociacionismo importante. Además, tenemos servicios como el gimnasio, pilates, yoga, jotas, banda de música, la ronda, actividades deportivas, clubs de fútbol, biblioteca y clubs de lectura, las asociaciones de amas de casa ofrecen muchas actividades, entre otras. Con esto quiero decir que no tenemos nada que envidiar a las actividades que te puede ofrecer una ciudad. Y lo mejor de todo, a un minuto de casa andando. Otro punto fuerte sería el coste de los alquileres en la zona, mientras que en Madrid una pareja deja gran parte de su salario en la renta . Vivir aquí permite tener vida. Ahora sólo falta incrementar la oferta de alquiler o ayudar a la gente joven a acceder a la compra de viviendas”.

"Hay que atraer el talento joven a nuestros pueblos, sin importar el género, y fomentar...