“Mi vinculación con la comarca comienza mientras estudio Fisioterapia en Soria gracias a mi amiga Beatriz Santamaría, la cual estaba vinculada con Salas de los Infantes. La verdad es que llegué a la comarca para disfrutar de las fiestas de Salas y gracias sin duda alguna a la amistad. No soy enfermera por vocación inicial. Estudié Enfermería en Burgos y cuando terminé comencé los estudios que de inicio quería que eran los de Fisioterapia. Pero para entonces ya me había enamorado de la Enfermería y sobre todo de la Enfermería de Familia y Comunitaria. De Soria recuerdo una etapa muy bonita y divertida de libertad, estudios y de compartir ilusión y tiempo con grandes amigos que aún perduran. Al terminar comencé mi vida profesional en centros sociosanitarios y como fisio en un centro de prevención burgalés compaginándolo con veranos de enfermera sustituta. Entre 2005 a 2009 compaginé ambas profesiones con pluriempleo”.
El amor es sin duda alguna la fuerza más poderosa del Universo. El amor no tiene cura, pero sin duda es la cura para todos los males. El amor nos transforma haciéndonos mejores en el pleno sentido de la palabra. “Estaba trabajando de refuerzo haciendo guardias de enfermera en el Condado de Treviño cuando conocí a Luis, mi marido en la actualidad, y fue cuando traslade mi interinidad a Quintanar de la Sierra comenzando así mi trabajo como enfermera rural en la zona. En Quintanar trabajé durante 8 años haciendo guardias entre el 2008 al 2016. Un año antes, en 2015, conseguí aprobar la oposición que me permitió coger una plaza fija de área en el Centro de Salud de Salas de los Infantes. Desde entonces he trabajado la mayor parte de estos años en la ciudad milenaria y en la última etapa como enfermera de mañanas en el cupo de Salas, Castrillo de la Reina y Moncalvillo de la Sierra”.
El día a día como enfermera rural de Carmen ha sido principalmente trabajando en jornadas de mañana en las, junto a sus compañeros, atiende a la población tanto de manera programada como a demanda. “Trabajamos en las consultas pero también lo hacemos atendiendo a domicilio a los pacientes que por problemas de salud o de movilidad no pueden acercarse al centro. La atención está establecida en una agenda de trabajo donde además se distingue el consultorio local al que corresponde ir según el horario marcado. Esta asistencia a las localidades más pequeñas viene determinada por el número de tarjetas sanitarias que tiene cada localidad dadas de alta en nuestro sistema de salud de forma permanente. Al trabajar en un centro de salud abarcas la atención a patologías crónicas, cuidado de úlceras de difícil cicatrización y control y seguimiento de los distintos programas de Salud que comprende nuestra Cartera de Servicios. Abarcas educación para la salud a nivel individual y comunitario”, matiza.
Para Carmen el trabajo de una enfermera se resume en cuidar. Por lo tanto no se trata tanto de curar patologías como de cuidar en toda la amplitud de la palabra. “Es cuidar con un enfoque holístico o integral de las personas, con una atención integrada que abarca todas las etapas de la vida, desde el nacimiento hasta que la persona fallece. Cuidamos a la persona en su entorno, dentro de su ámbito familiar y social valorando sus necesidades en salud. Cuidamos desde un punto de vista biopsicosocial. Cuidamos a los individuos dentro de la comunidad en la que viven; la parte comunitaria tiene en cuenta los aspectos sociales, económicos, educativos y laborales de la población donde desempeñamos nuestra labor. Cuidamos a través del diagnóstico de salud de una comunidad, usando los activos en salud que ésta dispone. Porque al final se trata de generar SALUD educando, cambiando hábitos nocivos y fomentando costumbres más saludables”.
En la actualidad, la comarca de Pinares, al igual que sucede en otros muchos lugares de España, está inmersa en plena lucha contra la despoblación. Y en esta guerra para asentar nuevos habitantes y empresas en nuestros pueblos la sanidad juega un papel primordial.
“Yo creo que en los pueblos se atiende bien a los pacientes. Lo que ocurre es que muchas veces confluyen problemas de carácter social que pueden dificultar la atención. La población es mayor, tiene dificultades de movilidad, sufren de soledad y eso hace que a los problemas de salud se le unan características difíciles de cubrir con la atención médica o de enfermería. Lo que está claro que atender a pequeños núcleos de población dispersos en toda la Zona Básica de Salud va a implicar que los ratios de profesionales deban ser mayores porque la atención a los mismos implica unas dificultades añadidas a diferencia de si están todos concentrados en el mismo lugar."
"Creo que la Sanidad debe hacer más atractivo trabajar en el medio rural y hacer que más profesionales sanitarios lo conozcan y puedan enamorarse de él. Porque nosotros compensamos con ganas e ilusión lo que podemos perder por trabajar en un pueblo. Ponemos nuestros vehículos particulares con su consiguiente mantenimiento y muchas veces los accesos a la historia clínica y recursos informáticos de los consultorios locales no es tan fácil como en el medio urbano. Hay que decir que en mis años de trabajo ha habido una mejora espectacular y necesaria pero aún quedan rincones sin conectar. Pero lo que si afirmo que nadie de mis compañeros que están trabajando en el centro de Salud que o esté feliz de estar donde está. Nos gusta nuestro trabajo pero no quita para que se deban valorar incentivos para las plazas de difícil cobertura ya no sólo de tipo económico sino también de promoción profesional. Me consta que se trabaja ya en estas líneas en nuestra Comunidad eminentemente rural y dispersa”.
"Sería interesante que las nuevas generaciones de profesionales durante su etapa formativa pudiesen comprobar la satisfacción de desarrollar su trabajo en un medio rural especialmente en la especialidad de Familia y Comunitaria. La enfermeras residentes de familia y comunitaria ya tienen rotaciones obligatorias por el medio rural, quizás los médicos residentes de familia también pudieran pasar para comprobar lo bueno de nuestro medio. Al final las necesidades de la población son diferentes pero se compensa con la cercanía que tienes con ellos, también a nivel institucional donde los ayuntamientos son cercanos así como los servicios sociales y todos los activos en salud comunitaria. En un pueblo todos te conocen y te reconocen dando opción a poder influir más en la salud de los pacientes y conocer mejor sus necesidades de salud física y psíquica. Por eso digo que es un trabajo precioso que nos encanta y las personas que trabajamos en este medio queremos los pueblos y trabajar en ellos".
Carmen siente tal pasión por su trabajo que muchas de sus grandes aficiones tienen relación con el mismo. “Muchos de mis hobbies están relacionados con mi profesión porque siempre estoy tratando de formarme y acudo a muchos congresos o formaciones. Me gusta mucho la pintura, viajar, el mar, el sol y sobre todo pasar tiempo con mi familia porque la vida pasa muy rápido y mis hijas se están haciendo mayores.
Claudia tiene 10 años y es la mayor y Vera va a cumplir ocho años. Son muy distintas, pero muy buenas niñas. Al final lo único que nos importa a su padre y a mi es que sean ante todo buenas personas. A la dos les encanta ir a Salas. Me gusta mucho la idea de que se integren en el pueblo y de que en cierto modo formen parte de él. Quiero que mantengan sus raíces.
Desde hace apenas veinte días su vida ha dado un giro importante. Ahora Carmen trabaja en un Centro de Salud Urbano situado en Santa Clara. "Ya intuyo que detrás hay un gran equipo de profesionales. Aquí no voy a hacer atención continuada y tampoco estaré durante las noches. Si es verdad que es un puesto que me va a permitir conciliar mejor mi vida familiar pero tengo claro que voy a echar mucho de menos a todo el equipo de Salas de los Infantes", finaliza.
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