Anselmo, que es economista de profesión, se quedó fascinado en 1990 por la forma de contar cuentos de un grupo de narradores latinoamericanos que el Movimiento de la Narración Escénica interpretó en el Círculo de Bellas Artes. Se puede decir que aquella sesión narrativa fue el germen del colectivo “Cuanto Cuento” que fundó el mismo junto a varios compañeros y que vio la luz en 1992. Una formación que fue pionera en España en el arte de contar cuentos en los cafés. “Comenzamos a contar cuentos una vez a la semana en un café llamado “El despertar de Lavapíes”. Allí todo fue inocencia y pasión y un querer regresar al escenario continuamente. Después el gran Café Libertad nos abrió sus puertas y es donde hemos tenido un éxito tremendo durante más de 25 años”, matiza.
Anselmo se siente cómodo cuando el público se deja llevar escuchando por placer. Pero eso sí, tiene claro que antes de exponer oralmente un cuento hay que pensar muy bien qué tipo de público va a haber en el auditorio. “No es lo mismo contar cuentos para niños de tres años que para adultos o gente de mayor edad. Al final el gran secreto del éxito está en tener muchas ganas y pasión pero a nivel profesional también hace falta tener cierta madera de comunicador por lo que ser un buen conversador y tener gracia para rememorar historias siempre es importante.
Tamariz siempre dice que es necesario un setenta por ciento de madera y otro setenta por ciento de disciplina y trabajo. Y uno inmediatamente piensa que eso es un ciento cuarenta porque el truco de los que contamos cuentos es que somos magos y no matemáticos,” añade. Los cuentos entretienen, emocionan, acompañan y nos permiten ordenar las emociones y los sentimientos para que nos demos cuenta de lo que es más importante.
“Las historias buscan siempre lo nuevo eliminando lo malo y transmitiendo sabiduría que sirve para acercar a la gente. Nos permiten viajar si escuchamos con el corazón. Todos tenemos una vida pero por qué no podemos vivir otras vidas y experiencias con nuevas historias y viajes. Porque al final los cuentos tienen que entretener y tienen que hacer que te proyectes en otros espacios. Te ayudan a ensanchar tu vida y te hacen pasar un buen rato en compañía de otros riendo o llorando. Para lograrlo hay que preparar primero los cuentos que tenemos más interiorizados. Los cuentos son sobre todo acciones. Lo clásicos nos muestran que los patrones son los que funcionan muy bien. La clave está en foguearte con lo esencial y que al final el relato fluya para que el público disfrute a tope y pueda sacar sus propias emociones para sentirse muy a gusto”, explica.
Anselmo cree en el presente y en el futuro como quién cree en la belleza de vivir buscando siempre la felicidad. “No quiero que todo lo que he hecho y conseguido hasta ahora sea un réquiem. Sigo trabajan con la misma pasión, honestidad y fuerza para lograr nuevos retos. Mi casa ahora está llena de ilustraciones porque ya llevo inmerso tres meses en el que va a ser un gran proyecto profesional que he llamado “Jugar a Quijotear”. Es un proyecto muy ambicioso para los próximos años y sobre todo para Salas de los Infantes. Quiero que esté presente en todos sus espacios incluyendo el Teatro Auditorio, las dos residencias de ancianos, el Colegio y el Instituto. Deseo además que sea para todas las edades y que sirva para presentar al Quijote como una obra realmente didáctica y divertida. Mi propósito es que la gente disfrute, juegue y participe y cocree conmigo dando un salto maravilloso desde el Siglo XVII hasta el Siglo XXI. La verdad es que ya he compuesto una canción para un proyecto en el que estoy realizando una inversión importante. Cuento con mucho apoyo de amigos y artistas de Barcelona y Castellón. Fue Germán Fierro quien me inspiró para empezar a crear el espectáculo "Vamos a Jugar a Quijotear". Espero contar por supuesto con él cuando lo lleve a Salas. También me gustaría que estuvieran presentes músicos de la talla de José Contreras o Jochen y grandes compañeras y profesionales de la ópera, la canción, el teatro y la Barraca itinerante de Salas de los Infantes como Ana, Sesi, Margarita y Sheila.
Anselmo siempre se ha visto y se ve como un narrador, profesor o compartidor de cuentos. “Al final se trata de narrar como lo hacían nuestras abuelas o los chamanes. Si suma puedes añadirle a la narración pequeñas dosis de “clown” o cantar o tocar un instrumento si sabes hacerlo pero sin pretender ensuciar lo que al final es una historia que están escuchando. He participado en muchos cursos que ayudan a sacar lo mejor de uno mismo y atreverte a hacer cosas. Creo que en el fondo soy un aprendiz de todo. Si que es verdad que en Salarte he hecho mestizaje de artes con música, poesía, danza contemporánea, teatro y ópera, una mezcla maravillosa que ha sido todo un reto para mí.
Anselmo fue uno de los organizadores del certamen “Salas, una ciudad de Cuento” en los festivales de 2002, 2005 y 2013. Recuerda con nostalgia lo que ocurrió el 15 de agosto de 1999 cuando tuvo el enorme privilegio de ser el mantenedor de la Gala Poético Musical y contar el cuento del Amor y la Locura. Fue algo sublime el experimentar cuando la gente se puso en pie y me lanzó una ovación. Sentí algo que es muy difícil de poder expresar con palabras porque fue una emoción parecida a levitar, una emoción similar a lo que se puede sentir en un momento de máximo éxtasis y satisfacción. También tengo grabada la primera vez que me atreví a participar en un certamen con algunos de los mejores profesionales del momento. Fue en 1994 y yo iba con mucho miedo por ser novato en la materia pensando si valdría para ello o simplemente era un impostor. Allí con un teatro lleno conté el cuento “Concierto para escalera y orquesta y conseguí que la gente se pusiera en pie sintiendo que había logrado ya entonces una meta muy importante ante algunos de los mejores profesionales en la materia.
De Salas también me quedó con los disfraces que preparábamos en fiestas. Siempre estaban presentes Montse, Ricardito, Johen y los alemanes y la familia de Marilé junto a otros muchos que conseguían que viviéramos días de verdadera felicidad. Y es que nos currábamos mucho los disfraces y las carrozas de cada año con temas de Dalí, Bienvenido Mr Marshal o las cucarachas que siempre van a quedar para la historia. Yo creo que Salas tiene una enorme fuerza cultural que le viene de su pasado ya que muchos de sus vecinos durante muchas generaciones han amado la cultura con toda la fuerza del mundo. Mi abuelo Benito formó parte de la escuela de música por ejemplo. En el casino siempre se celebraron fiestas de disfraces. Sin embargo, yo creo que el gran salto se da con la celebración del milenario estando Pelayo.
También hay que destacar la creación de la Gala Poético Musical siendo alcalde de Salas Julián Ruiz. También hay que destacar lugares emblemáticos de encuentro de la cultura como el local de Justo el Barbero. Las peñas juegan lógicamente un papel importante porque permiten que la gente se agrupe y salga durante los días de Fiestas. También merecen una mención especial el grupo de teatro de las amas de casa, los grupos deportivos o asociaciones como ADEMUS. Marlasca o Rubén han sido claves en todo lo que tiene que ver con la pintura por ejemplo. Son importantes los carnavales y cómo no, los quintos que todavía se reúnen en verano y también el día de Reyes. La noche de Poesía, organizada exitosamente por Tomás Barrios se ha convertido también en una cita ineludible el primer fin de semana tras las fiestas de agosto. Todo esto crea un calor asociativo y comunitario que logra que Salas, a pesar de sus habitantes, sea un lugar importante a nivel nacional en todo lo que tiene que ver con la actividad cultural”, finaliza Anselmo Sainz.